Las últimas zonas boscsas que permanecían intactas en Canadá y el Amazonas son las que están desapareciendo a mayor ritmo en los últimos meses.

Greenpeace ha desplazado un equipo al estado amazónico de Roraima (Brasil) para evaluar la evolución del incendio que desde el pasado mes de enero ha devastado más de tres millones de hectáreas, y analizar las causas que lo originaron.

Asimismo, la organización ecologista ha convocado acciones de protesta ante las embajadas canadienses de varios países, como Austria, Suiza, Sucia y Reino Unido, para protestar ante la degradación que sufren los bosques templados lluviosos de la costa oeste de Canadá.

En Franckfurt (Alemania), Greenpeace ha bloqueado la factoría de la multinacional Clariant, que importa pasta de papel elaborada con madera procedente de bosques primarios de Canadá.

En otros países, como España, Bélgica y Nueva Zelanda, los ecologistas han enviado cartas, faxes y correos electrónicos a las embajadas canadienses exigiendo que cese la destrucción de los bosues vírgenes.