Titulado ‘Violencia sexual digital y mujeres jóvenes migradas’, el trabajo revela la vigencia de los estereotipos sobre mujeres que “exageran”, que "se exponen en redes sociales", que "no se cuidan en Internet" o que "no saben de tecnologías".

De este modo, “se sigue poniendo el foco en la responsabilidad de la mujer frente a la ciberviolencia sexual”, criticó Accem. Indica que a las mujeres jóvenes migrantes se les exige que adopten “medidas de autoprotección”, lo que obvia que “son ellas las receptoras de las violencias”.

Por otro lado, la investigación subraya que los discursos misóginos presentes en las TRIC (Tecnologías de la Relación, la Información y la Comunicación) potencian el miedo a nombrar la violencia machista, ya que a menudo las mujeres son señaladas y ridiculizadas.

PREVENCIÓN

Por todo ello, Accem pidió que la prevención no siga centrándose en lo que deben hacer las mujeres a título individual como hasta hora, pues las causas de las ciberviolencias sexuales son estructurales en la sociedad.

Lamentó que esta percepción está profundamente arraigada, lo que provoca que las mujeres migradas sigan encontrándose en el dilema moral entre autoprotegerse y su derecho a la libertad sexual y a su intimidad.

El trabajo presentado hoy se basa en el estudio ‘Mujeres Jóvenes y Acoso en redes Sociales’ del Instituto de las Mujeres, que complementa con entrevistas a 15 expertas en violencia de género y a 29 mujeres inmigrantes entre 18 y 35 años.

Entre los resultados de este estudio, destaca que el 79,8% de las jóvenes ha sufrido algún tipo de acoso ‘online’. El 56,2% recibieron propuestas de índole sexual por parte de personas que habían rechazado, y al 53% le enviaron fotos y contenidos sexualmente explícitos que no habían pedido. Un 45,2% de las encuestadas recibieron insultos por no contestar o rechazar a alguien y un 43,5% manifestaron haberse sentido amenazadas o heridas.