En declaraciones a Servimedia, el portavoz y abogado de este grupo de pequeños accionistas, Fernando Lamiquiz, explicó que la dimisión de Oriol debe de consumarse porque su apuesta personal en la fusión y por su compromiso de abandonar la copresidencia de la nueva eléctrica en 2003.

Por ello, Lamiquiz señaló que "si ahora Iberdrola tiene que seguir por su cuenta la aventura empresarial le quedarían al señor Oriol, siguiendo su razonamiento, 16 meses de tiempo en Iberdrola. Yo creo que no es prudente porque serían 16 meses perdidos de una persona sin legitimación, totalmente quemada ante los mercados financieros. Creo que sería un lastre para Iberdrola", y añadió que si Oriol "tiene un mínimo de dignidad, que abandone el barco de una forma ordenada".

Para estos accionistas minortarios, la operación que se iba a realizar "era un auténtico desastre. Sólo había dos beneficiados: Endesa y Oriol y todos sus consejeros que habían votado a favor. Era mala para los accionistas de Iberdrola, mala para los consumidores, mala para la economía española, porque la ponía en una economía de pandereta. Era una operación con unos intereses meramente personales".

Asimismo, pidió al presidente de la eléctrica vasca que le explique cómo puede tener menos valor Iberdrola que Hidrocantábrico, tenendo mayor cuota de mercado, tamaño y generación. La fusión entre Endesa e Iberdrola situaba las acciones de la eléctrica vasca en 14 euros, frente a los 26 euros que está ofreciendo la alemana RWE por cada título de Hidrocantábrico.