Bloom visitó el Punto Azul de Palanca (suroeste de Moldavia) donde mujeres y niños paran para descansar y recibir ayuda mientras cruzan la frontera desde Ucrania en busca de seguridad.

Asimismo, el embajador también se desplazó al centro de refugiados Moldexpo en Chisinau, uno de los más de 100 centros en Moldavia donde los refugiados pueden dormir, acceder a información médica y legal, así como tomar algo de comida caliente antes de continuar su viaje.

Unicef y Acnur, en alianza con gobiernos y organizaciones de la sociedad civil, han establecido tres Puntos Azules en tres rutas clave de refugiados en Moldavia. Estos espacios proporcionan información a las familias en tránsito, ayudan a identificar a niños no acompañados y separados, y garantizan su protección frente a la explotación.

La organización trabaja “a contrarreloj” en Moldavia para proporcionar a los niños y a sus familias atención psicosocial, según informó la representante de Unicef en el país, Maha Damaj. Además, advirtió sobre el creciente riesgo de trata y explotación para millones de niños que huyen de la guerra en Ucrania y mucho otros que son desplazados internos.

Por ello, Unicef y sus aliados están ampliando estos puntos en los países de acogida, entre ellos Moldavia, Polonia, Rumanía y Eslovaquia, y están pidiendo a los gobiernos de la región que implementen medidas para mantener a los menores seguros, lo que incluye fortalecer los controles de protección infantil en los cruces fronterizos.