En dicho material informativo recuerda que esta práctica es “una forma muy sencilla” de reducir el uso de plástico y otros materiales en el envasado de los alimentos y una opción “segura siempre que se sigan unos sencillos consejos”.

A este respecto, defiende que el consumidor también es “responsable” de la seguridad alimentaria, por lo que juzga “importante” que use “envases limpios, secos y aptos para el contacto con alimentos”.

“El establecimiento puede rechazar aquellos envases que considere que no garantizan la seguridad alimentaria porque no estén limpios o secos o no sean aptos para el contacto con alimentos”, advierte la agencia, que aconseja usar bolsas de tela para productos de panadería, frutas y verduras; tarteras de vidrio o plástico para carnes, embutidos o pescado y tarros para legumbres, arroz o especias.

Al llegar a casa, los alimentos deben almacenarse de manera “adecuada” y, según el organismo, como ya están correctamente envasados, “pueden ir directos a la nevera o al congelador”. “Si vas a congelar los alimentos directamente en el envase, asegúrate de que es apto para ello”, señala la Aesan.