En unas jornadas de la Fundación "La Caixa", Herrero hizo un repaso de las funciones y el trabajo de la Airef, y centró la mayor parte de su discurso en la deuda y el déficit público. Reconoció que su institución es “incómoda” para las administraciones y “muchas veces no entendidas” por los partidos políticos, pero subrayó que es una fuente de “disciplina” que “aumenta el coste reputacional de los incumplimientos fiscales”.

En este papel de “árbitro”, la presidenta de Airef advirtió a la Comisión Europea de que las últimas reformas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento no han sido “suficientes” para haber "atemperado de alguna forma las consecuencias de la crisis” económica derivada de la pandemia de la covid y la guerra de Ucrania, y que aún es “excesivamente cortoplacista”.

“La crisis financiera del 2007 evidenció que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento no había funcionado a pesar de la reforma del 2005 y que no se había prestado suficiente atención a la posición subyacente de las finanzas públicas porque es un marco, sigue siéndolo ahora, excesivamente cortoplacista en el que lo importante es el cumplimiento de unos objetivos anuales de déficit de deuda sin que importe demasiado cómo se alcance ese resultado. Es decir, [sin que importe] la naturaleza más o menos extraordinaria o recurrente de los ingresos y gastos con los que se alcanza el resultado”, expuso Herrero.

No obstante, aplaudió la decisión de Bruselas de crear instituciones nacionales independientes de supervisión como la Airef, que tratan de “evitar el sesgo hacia endeudamiento” y “propiciar una orientación de medio plazo”.

Señaló que estos organismos permiten “hacer más transparentes cuáles son las implicaciones que las decisiones que se toman ahora tendrán en las generaciones futuras”, así como combatir el “optimismo” de los gobiernos “a la hora de presentar sus previsiones macroeconómicas y sus previsiones fiscales”.