En una entrevista publicada por el semanario "Interviú" Armada afirma que ve muy bien al país, aunque agrega que, en la actualidad, no se preocupa de otras cosas más que de cuidar la finca de descanso que posee en un pueblo de Galicia.

Tras pasar ocho años en la cárcel por su participación en el intento de golpe de Estado y ser puesto en libertad en 1989, Alfonso Armada explica que en la actualidad su vida en el pazo gallego es tranquila y sosegada.

"Me levanto a las siete y media de la mañana, a las ocho y media salgo a ver cómo ordeñan las vacas, ms tarde me doy un paseo por toda la plantación. Aquí almorzamos pronto, a la una; después suelo ver la televisión, las noticias. Me acuesto temprano, a las nueve y media de la noche ya estoy en la cama", explica.

Alfonso Armada, que se confiesa creyente y muy soberbio, indica que en la actualidad recibe una pensión "como persona que ha cotizado 50 años al Estado", y asegura rotundamente no recordar haber tenido ningún día amargo en su vida.

También declara no temer "ni a nada ni a nadie" y tras airma que piensa todos los días en la muerte, que describe como un momento para llegar a otra vida, confiesa que lo único que le queda por hacer es "haber llegado a perfeccionarme más, ser mejor, porque Dios me dio la posibilidad de ser mejor".