El alcalde de Madrid, y copresidente de la UCCI, José Luis Martínez-Almeida, defendió este acuerdo ante la Asamblea General de la unión a propuesta del secretario general de Segib, Andrés Allamand. Almeida señaló que se trata de “una extraordinaria noticia” que demuestra el peso que tienen las ciudades, ya que es la primera vez que la UCCI “va a tener sitio propio en esta cumbre iberoamericana de jefes de Estado” donde “los problemas de las ciudades y sus soluciones van a estar presentes en las agendas y los temas a tratar” y lo van a hacer “en un lugar donde se toman las decisiones”.

Por su parte, el secretario general de Segib, Andrés Allamand, invitado a la inauguración de la Asamblea, explicó que desde la UCCI y la Segib se ha “trabajado en el diseño de un nuevo espacio para incentivar la formulación de propuestas de políticas públicas y resoluciones a fin de que sean trasladadas a las jefas y los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en las Cumbres Iberoamericanas para su consideración”.

Este histórico acuerdo, que se materializará en 2024 en la XXIX Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en Ecuador, consolidará a la UCCI como el principal foro de ciudades en el espacio iberoamericano, favoreciendo el trabajo en red, los intercambios de experiencias y los proyectos centrados en la gobernanza local y el fortalecimiento institucional de las ciudades de la región, tal y como ha explicado el alcalde.

Almeida también se refirió a la necesidad de fortalecer la acción internacional de la UCCI, “tejiendo una red de colaboración que abarque desde Madrid hasta cada rincón de nuestros países y que nos permita compartir recursos, conocimientos y, sobre todo, visiones de un futuro común”.

El alcalde de Madrid también lanzó un mensaje para que las ciudades lleven a cabo un diálogo “abierto y plural”, y apostó por “una unidad regional que fortalezca los gobiernos, impulse el crecimiento económico y fomente la cohesión social".

Finalmente, el regidor madrileño señaló que esta Asamblea, “la más importante desde el año 1982”, en su opinión, “demuestra que la Unión de Ciudades y Capitales Iberoamericanas es extraordinariamente útil para seguir progresando”, en un marco de cooperación y colaboración entre comunidades “unidas no solo por lazos históricos de afecto y cariño sino también por un futuro compartido”.