Tres de los ataques investigados por Amnistía tuvieron lugar en diciembre --después de la pausa humanitaria-- y el cuarto sucedió en enero.

Los cuatro se produjeron en Rafá, la gobernación más meridional de Gaza y supuestamente la zona “más segura” de la Franja. Al menos 95 civiles --42 menores-- resultaron muertos.

En sus conclusiones, AI destaca que "en ninguno de los cuatro ataques se encontraron indicios de que los edificios de viviendas afectados pudieran considerarse objetivos militares legítimos, ni de que las personas que allí se alojaban fueran objetivos militares.

Esto "hace temer que estos bombardeos fueran ataques directos contra civiles y bienes de carácter civil", alertó. Por tanto, "deben ser investigados como crímenes de guerra", reclamó AI.

A su juicio, estos datos demuestran que las fuerzas israelíes siguen vulnerando el derecho internacional humanitario y aniquilando familias enteras con total impunidad.

Agregó que, "aun en el caso de que la intención de las fuerzas israelíes hubiera sido atacar objetivos militares legítimos en las proximidades, es evidente que estos ataques no distinguieron entre objetivos militares y bienes de carácter civil". Por tanto, se trata de "ataques indiscriminados", que cuando "matan y hieren a civiles, se consideran crímenes de guerra", zanjó.

Los datos reunidos por Amnistía Internacional también indican que las fuerzas armadas israelíes no avisaron de forma efectiva --de ninguna manera en realidad-- antes de lanzar los ataques.

Según Erika Guevara Rosas, directora general de Investigación, Incidencia, Política y Campañas de Amnistía Internacional, “familias enteras fueron aniquiladas en los ataques israelíes incluso después de haber buscado refugio en zonas promovidas como seguras y sin ningún aviso previo por parte de las autoridades israelíes". "Estos ataques ilustran la constante violación descarada del derecho internacional por las fuerzas israelíes", afirmó.

En su opinión, los datos "contradicen las afirmaciones de las autoridades israelíes de que sus fuerzas están tomando las máximas precauciones para reducir al mínimo los daños a la población civil”.

Tres de los ataques se llevaron a cabo de noche, cuando era probable que la población civil residente, incluidas las familias desplazadas de otras zonas, estuviera en la cama dentro de sus viviendas.

Señaló que “entre las personas que murieron en estos ataques ilegítimos había una bebé que aún no había cumplido tres semanas, un destacado médico de 69 años jubilado, un periodista que acogió en su casa a familias desplazadas y una madre que compartía una cama con su hija de 23 años".

Los testimonios de los supervivientes "deben servir para recordar que estos crímenes en Gaza son una mancha en la conciencia colectiva del mundo”, declaró Guevara Rosas.

Para llevar a cabo sus investigaciones, Amnistía ha analizado fotografías, grabaciones de vídeo y publicaciones escritas, ha visitado los lugares afectados, y ha entrevistado a supervivientes.