El jurado, presidido por el director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), Joan Francesc Marco, destacó de Ana Morales “su capacidad para crear universos diferentes en cada una de las interpretaciones que aborda, en una incansable búsqueda personal, arriesgada y valiente”.

También subrayó “el carácter orgánico de su movimiento, rasgo que ponen de relieve en trabajos como ‘Sin permiso’, ‘Cuerda floja’ y ‘Peculiar’”.

En el caso de Andrés Marín, reconoció “su capacidad de transitar la línea entre la tradición y la vanguardia, con un lenguaje coreográfico muy personal, que dialoga sin apriorismos con otras disciplinas que incorpora con naturalidad” y “su gran proyección internacional, así como la experimentación y riesgo que marcan creaciones suyas como ‘Don Quixote’, ‘La vigilia perfecta’, ‘Éxtasis Ravel’ y la reciente ‘Yarin’”.

El Ministerio de Cultura y Deporte concede los Premios Nacionales de Danza, que están dotados con 30.000 euros en cada una de sus categorías.

Ana Morales (Barcelona, 1982) es una de las máximas representantes de la llamada generación de artistas ‘revolucionarios’ del flamenco. Inició sus estudios de danza en el conversatorio de la Ciudad Condal y a los 16 años se trasladó a Sevilla, becada durante tres años por la Compañía Andaluz de Danza, donde continuó su formación de flamenco.

Debutó profesionalmente en el Teatro de la Maestranza, en la Bienal de Flamenco del año 2000, en el espectáculo ‘Puntales’, bajo la dirección de Antonio ‘El Pipa’. En 2001 entró a formar parte de la Compañía Andaluza de Danza, con la que recorrió distintos teatros y festivales nacionales e internacionales. Su trayectoria profesional como bailarina solista también ha estado vinculada al Ballet Flamenco de Andalucía, a compañías como la Andrés Marín y Javier Latorre y a tablaos de Sevilla, Barcelona y Madrid.

Como creadora, ha firmado siete espectáculos, premiados en distintos festivales y aplaudidos por crítica y público, ha colaborado como bailarina en distintos proyectos cinematográficos y ha trabajado junto a artistas como Belén Maya, Esperanza Fernández y Gonzalo Rubalcaba.

Andrés Marín (Sevilla, 1969) es uno de los bailaores y coreógrafos más singulares del panorama flamenco actual y uno de los renovadores del género. Hijo del bailaor Andrés Marín y de la cantaora Isabel Vargas, comenzó a bailar en la escuela de su padre y se aficionó al cante, del que es un profundo conocedor.

Inició su carrera profesional en 1992 como solista y coreógrafo para distintos espectáculos y eventos hasta fundar su propia compañía en 2002, con la que ha firmado más de una decena de espectáculos.

También ha colaborado con artistas de diversas disciplinas, compaginando su actividad artística con la dirección de Andrés Marín Flamenco Abierto, una oficina de producción y estudio de baile propios con sede en Sevilla.