Según informó la Junta de Andalucía, como otras medusas, es una especie urticante, con una picadura media. No obstante, dada su ubicación actual no debe representar un riesgo significativo para las personas ya que habita en una zona portuaria donde el baño está prohibido.

Eeste hallazgo, constatado tras su observación por un centro de buceo local y la posterior verificación por parte de especialistas, supone la primera cita de esta especie en el medio marino andaluz.

Esta especie es conocida como ‘medusa invertida de manglar’ por la posición que adopta sobre el fondo marino con los tentáculos orientados hacia arriba. Entró al Mediterráneo por la vía Canal de Suez, se empezó a extender por el Mediterráneo oriental a finales del siglo XX por varios países, y su expansión se viene produciendo a partir de 2010 cuando llegó a Grecia, Libia, Malta, Italia (Sicilia) y Túnez.

El gobierno regional señaló que “no hay que descartar” que el progresivo calentamiento de las aguas del Mediterráneo “facilite” la llegada y expansión de especies de aguas más cálidas como ésta del Mar Rojo y del Indo-Pacífico. No obstante, su localización confinada en un entorno portuario podría “hacer sospechar” de un posible escape de ejemplares procedentes de acuariofilia.

Aunque dada su limitada distribución actual, no se considera una amenaza inmediata para las especies autóctonas del medio marino, se están valorando posibles actuaciones para su control y eventual erradicación por su capacidad natatoria y las fases larvarias planctónicas que facilitan su dispersión.

La Junta de Andalucía solicitó la colaboración de los clubes de buceo, entidades científicas y ciudadanía en general para comunicar cualquier detección de especies desconocidas o potencialmente alóctonas a la administración ambiental andaluza; y recordó la prohibición de liberar ejemplares de especies exóticas en el medio natural.