El fragmento se extravió en la década de 1980, cuando la escultura se exponía en los jardines de Aranjuez (Madrid), donde actualmente hay una réplica que se realización respetando el estado de la escultura con la ausencia de meñique, según informó Patrimonio Nacional.

El Apolo original, en La Granja desde el año 2000, pudo fracturarse por una variación extrema de temperaturas; 30 años después, la restauradora Ana Loureiro ha limpiado el dedo y lo ha colocado en su lugar. Pese al pequeño tamaño de la pieza en comparación con la escultura, destacó su valor, ya que “a un buen escultor se le identifica enseguida por el trabajo artístico de manos, pies y dedos. Unas manos bien talladas tienen una expresividad extraordinaria”.

Patrimonio Nacional constató que “el paso del tiempo ha sido menos duro con el dedo que con el resto de la pieza”, como lo atestigua el hecho de que, devuelto en una cajita, la talla de la uña se haya conservado mejor.

Este contraste ya es visible para los visitantes del Palacio Real de La Granja a su paso por la Galería de Estatuas, en la planta baja; la misma sala que la reina Isabel Farnesio (1692-1766) escogió para su exposición tras adquirirla en 1724.

En ese sentido, la delegada de Patrimonio Nacional en Aranjuez, Ana Carmen Lavín, reconoció que “cuando supimos que nos traían un dedo que probablemente era nuestro, nos recorrió un escalofrío”, aunque “enseguida constatamos que se trataba de un fragmento original del Apolo que había estado en nuestros jardines. Nos sorprendió la talla perfecta, como si el tiempo no hubiera pasado por él”.

Del mismo modo, el delegado del Patrimonio Nacional en La Granja, Nilo Fernández, señaló que “la entrega del dedo por parte de un ciudadano ha sido un acto de responsabilidad”, ya que “conservar el patrimonio nos implica a todos, no sólo a los organismos titulares”.

Para María Jesús Herrero, conservadora de escultura de Patrimonio Nacional, “esta noticia es una nueva oportunidad de redescubrir no sólo el arte del italiano Franceso Maria Nocchieri, sino también el resto de colecciones de La Granja en torno al Apolo”, que, expuesto en el centro de la sala, preside un cortejo de musas, con ocho vaciados en yeso del siglo XVIII de la colección de Cristina de Suecia (1626-1689), cuyas piezas originales se encuentran en el madrileño Museo del Prado.

La restauración de la escultura se produce en los prólogos del tricentenario del Palacio Real de La Granja, edificado en 1724. Además, en 2024 también se celebrarán desde que los reyes Felipe V (1683-1746) e Isabel Farnesio adquirieron para La Granja la colección de Cristina de Suecia, entre la que se encontraba el mencionado dios Apolo.