Los investigadores descubrieron, a través de experimentos realizados en ratones, que la combinación de esta bacteria, genéticamente modificada, con la radioterapia reducía el crecimiento de los melanomas.

Los científicos han señalado que es importante añadir la radioterapia a la aplicación de la bacteria, ya que en los ratones que recibieron ambos tratamientos los tumores tardaron unos cien días en alcanzar el tamaño de 1 gramo, es ecir, un periodo de tiempo cinco veces más largo que cuando la bacteria fue aplicada sin radioterapia.

Los autores del estudio han precisado que la única manera de aprovechar los beneficios de esta técnica es conocer el porqué del descubrimiento, algo que los científicos todavía desconocen. Además, la bacteria sólo consigue retardar el crecimiento de los tumores, pero no destruírlos.