Historia

Los barrios marginales del Manchester victoriano albergaban a médicos e ingenieros ricos

- Es una de las primeras ciudades industrializadas del mundo, según un estudio

MADRID
SERVIMEDIA

Muchos habitantes de clase media de Manchester (Reino Unido) durante la década de 1850, incluyendo médicos e ingenieros, vivían en los mismos edificios y calles que las personas residentes de clase trabajadora, entre ellos tejedores e hilanderos.

El trabajo, las compras, la iglesia y el pub separaban a las diferentes clases sociales mucho más que la segregación residencial en Manchester durante esa época victoriana, lo que desmintió supuestos clave sobre la Revolución Industrial.

Los historiadores han asumido durante mucho tiempo que las clases medias de Manchester se refugiaban de los pobres en casas adosadas y villas suburbanas en la época victoriana. Sin embargo, al mapear los datos censales digitalizados, una nueva investigación muestra que personas adineradas convivían con pobres en los mismos barrios.

Más del 60% de los edificios que albergaban a las clases más ricas también albergaban a trabajadores no cualificados. Más del 10% de la población de los barrios marginales de Manchester pertenecía a clases trabajadoras más adineradas.

Las marcadas diferencias en las rutinas laborales, la vida recreativa, las compras, los servicios públicos, la vigilancia policial y la discriminación generalizada aislaban a las clases mucho más que la segregación residencial.

Friedrich Engels, cofundador del marxismo, visitó Manchester en 1842 y comenzó a registrar ejemplos de desigualdad rampante en esta ciudad en rápida industrialización. Describió un núcleo comercial rodeado de barrios obreros sin mezcla, luego la burguesía media y, más allá, las clases altas. Muchos historiadores se han basado en el relato de Engels, pero la combinación de división de clases y segregación espacial ha sido objeto de un escrutinio cada vez mayor.

SEGREGACIÓN URBANA

Emily Chung, historiadora de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), usó datos del censo digitalizado de 1851 para mapear con precisión dónde vivían realmente personas de diferentes clases sociales en la ciudad.

Sus hallazgos, publicados este martes en ‘The Historical Journal’, son sorprendentes y desmienten la idea de que las diferentes clases se agrupaban en zonas separadas de la ciudad.

“Las clases más pudientes de Manchester no se limitaban a casas adosadas en el centro de la ciudad y villas suburbanas, como nos han hecho creer”, según Chung, quien añade: “Encontré médicos, ingenieros, arquitectos, topógrafos, maestros, gerentes y comerciantes viviendo en los mismos edificios que tejedores e hilanderos pobres”.

Esta investigadora subraya que “la segregación urbana sigue siendo una preocupación importante en muchas partes del mundo, incluyendo Gran Bretaña, por lo que comprender lo que la gente experimentó en Manchester, una de las primeras ciudades industrializadas del mundo, es fundamental”.

“Nos enseña que el lugar donde vivimos importa, pero otros factores pueden ser aún más influyentes. La forma en que las personas trabajan, compran y se relajan divide a los grupos sociales e incluso puede invisibilizarlos”, añade.

Chung utilizó mapas de Ordnance Survey, directorios comerciales y el censo de 1851 para vincular a las personas con su domicilio particular. Dedicó ocho meses a localizar edificios con gran precisión, usando como guía puntos de referencia conocidos, incluyendo pubs. En su momento más eficiente, Chung podía cartografiar 700 edificios al día. La inteligencia artificial aún no es capaz de realizar este trabajo con precisión.

SEIS CLASES

Además, empleó descriptores ocupacionales oficiales y datos salariales para categorizar a los individuos en una de seis clases, entre ellas ocupaciones profesionales como médicos, ingenieros y clérigos; trabajos gerenciales y técnicas, y comerciantes, incluidos los propietarios de tiendas, y empleos cualificados, incluyendo empleados administrativos y aquellos empleados en las industrias del transporte y la construcción.

Las tres clases más bajas engloban a los parcialmente cualificados, incluidos policías y trabajadores de industrias semiespecializadas; trabajadores generales no cualificados y empleados no cualificados de los sectores textil, minero y agrícola.

Chung descubrió que el distrito comercial al suroeste de Manchester era más diverso socialmente que las zonas residenciales de la ciudad al norte y al este. Pero incluso en Ancoats, el principal barrio marginal obrero que tanto horrorizó a Engels, alrededor de un 10% de la población pertenecía a las clases trabajadoras más adineradas. En toda la ciudad, la clase obrera representaba el 79,3% de la población en promedio.

Al observar los municipios circundantes de Manchester, Chung descubrió que Cheetham tenía una mayor proporción de residentes de clase media alta, mientras que Salford, tradicionalmente considerado un suburbio de clase trabajadora, reflejaba fielmente la población mixta de Manchester, al igual que Hulme y Chorlton-Cum-Medlock.

COMPARTIENDO EDIFICIOS

Los hallazgos de Chung se volvieron más interesantes al analizar cada edificio individualmente. Descubrió que más del 60% de los que albergaban a las clases ocupacionales más adineradas también alojaban a trabajadores no cualificados.

“Fue una gran sorpresa. Empecé por el centro de la ciudad y pensé que el patrón terminaría ahí, pero al avanzar hacia la siguiente zona de Manchester, seguía encontrando esta mezcla. El momento más emocionante fue descubrir que una de cada 10 personas que vivían en Ancoats, el conocido barrio marginal de clase trabajadora, era de clase media”, explica.

Chung recalca que “los habitantes de clase media de Manchester quizá veían sus casas como un trampolín hacia algo mejor”. “Pero los arquitectos y comerciantes también valoraban la comodidad de vivir cerca de su trabajo. Los trenes de cercanías aún no eran populares”, agrega.

Señala que, si bien las diferentes clases sociales vivían juntas, la construcción, el diseño y el mantenimiento de las viviendas en el Manchester de la década de 1850 limitaban la interacción entre ellas. En la primera mitad del siglo XIX, esa ciudad no pudo construir viviendas con la suficiente rapidez para satisfacer el creciente crecimiento demográfico.

“Manchester creció casi orgánicamente con muy poca regulación y los desarrolladores estaban decididos a obtener el máximo beneficio con la menor cantidad de tierra posible”, argumenta Chung.

Para ello, convirtieron los edificios existentes en viviendas subdivididas. Las más respetables, de planta baja y primer piso, podían alquilarse a una o dos familias de clase media, mientras que varias familias pobres se hacinaban en sótanos subterráneos inmundos.

Los edificios de Manchester apilaron varios hogares uno encima del otro. Las diferentes clases sociales vivían muy cerca, pero las paredes, los techos y las diferentes rutinas minimizaban la interacción entre ellos, según Chung.

RUTINAS

La situación laboral desempeñó un papel importante en la segregación de las personas en sus rutinas diarias. Antes de que llegaran las reformas laborales, muchos trabajadores semicualificados y no cualificados de Manchester tenían jornadas de 12 horas y seis días a la semana, lo que los mantenía encerrados, mientras que las personas más adineradas tenían libertad para moverse por la ciudad, trabajando, comprando y socializando.

Las clases medias y altas tenían acceso flexible a tiendas y mercados, pero los trabajadores de las fábricas a menudo tenían que esperar sus salarios los sábados por la noche antes de poder comprar comida.

“Mientras que el Londres y el Liverpool victorianos bullían de actividad diurna, los espacios públicos de Manchester estaban casi desiertos. Sus calles rara vez estaban ocupadas por tejedores y médicos al mismo tiempo”, indica Chung.

OCIO Y CULTURA

Los hábitos culturales y recreativos de las diferentes clases sociales de Manchester reforzaron su segregación, destacando las instituciones opuestas de la iglesia y el pub.

En esa época, la clase media de Manchester se sentía cada vez más atraída por la iglesia, mientras que los 600 pubs de la ciudad ejercían una influencia mucho mayor sobre la clase trabajadora.

Las iglesias ya no distribuían ayudas a los pobres como lo hacían bajo las antiguas Leyes de Pobres y los servicios públicos avergonzaban a muchos pobres.

Incluso cuando asistían los pobres, muchas iglesias y capillas separaban deliberadamente a las clases sociales. Los servicios matutinos alquilaban bancos anualmente y estaban dirigidos a las clases media y alta, mientras que los servicios vespertinos o nocturnos eran más frecuentados por la clase trabajadora, que no podía permitirse pagar alquileres regulares.

Los pubs ofrecían un respiro más acogedor y asequible para los habitantes de clase trabajadora, pero, tan pronto como salían de la ciudad, la policía de la ciudad estaba lista para reforzar la segregación de clases, según Chung.

“Estaban decididos a mantener el espacio público de la ciudad, dominado por la clase media y alta, limpio, despejado y tranquilo, por lo que obligaron a los trabajadores pobres a desaparecer en zonas más descuidadas de la ciudad”, destaca.

Un misterio es cómo varias familias de diferentes clases sociales compartían baños o letrinas al aire libre. “Es molesto que no se escribiera sobre esto en aquella época. Sospecho que las clases medias aún usaban bacinillas, así que no dependían tanto de los retretes compartidos”, justifica Chung.

(SERVIMEDIA)
21 Oct 2025
MGR/clc