La exposición propone un recorrido por esa revolución sonora y exhibe aparatos históricos e “invita a reflexionar sobre el acto mismo de la escucha, presentando cómo gabinetes fonográficos, hogares, plazas o reuniones al aire libre dieron forma a nuevas maneras de compartir la música”.

Está compuesta por alrededor de 150 piezas, entre aparatos musicales, soportes sonoros y partituras y unas 150 reproducciones de documentos y material gráfico dan vida a este relato que se organiza en seis áreas temáticas que recorren la historia de la grabación y la escucha a través de las máquinas parlantes desde los primeros fonógrafos, los cilindros de cera y los discos de pizarra. La música guía al visitante por las diferentes secciones, que combinan aparatos originales, documentos, publicidad y grabaciones históricas que permiten comprender los desarrollos técnicos y los contextos sociales y culturales en los que se escuchaba la música grabada.

También destaca la colección excepcional de anuncios publicitarios procedentes de la hemeroteca de la BNE, muchos de los cuales se exhiben por primera vez desde que aparecieron en prensa hace más de un siglo y ayudan a comprender cómo la industria construyó el imaginario de estas nuevas tecnologías, cómo se dirigió a distintos públicos y de qué manera contribuyó a democratizar la escucha musical.

La exposición está comisariada por la doctora en Musicología,Áurea Domínguez Moreno, especialista en interpretación histórica e investigadora en los campos de la organología y las tecnologías sonoras anteriores a 1950, y por la jefa del Servicio de documentos sonoros y audiovisuales del Departamento de Música y Audiovisuales de la Biblioteca Nacional de España, María Jesús López Lorenzo.