Este trabajo compara datos de 2018 y 2022 y muestra la repercusión de la pandemia y la interrupción de la actividad escolar en el mundo sobre los chavales de 43 países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y la UE.

Desde la publicación del último informe, hace cinco años, los Países Bajos y Dinamarca se mantienen en los primeros puestos de la lista de los menores países para la infancia en términos de bienestar mental, salud física y competencias, seguidos de Francia. España se sitúa en el séptimo puesto.

En numerosos países se ha producido, según el trabajo, “una acusada pérdida de habilidades académicas” tras la pandemia, especialmente en la asunción de competencias básicas como la lectura y las matemáticas.

En ese sentido, el texto recuerda que el cierre de las escuelas durante periodos que oscilaron entre los tres y los doce meses obligó a muchos chavales a seguir las clases a distancia y provocó pérdidas en su aprendizaje.

Se calcula que el retraso de algunos de estos muchachos con respecto al nivel académico que deberían tener es de media de siete meses a un año, siendo el retroceso más pronunciado en el caso de los que proceden de familias desfavorecidas.

En España, la comprensión lectora y matemática empeoró entre 2018 y 2022, pasando del 70% al 59% de adolescentes con competencias básicas, como comprender un prospecto.

Del mismo modo, se considera que en los 43 países estudiados en el informe alrededor de ocho millones de jóvenes de 15 años no saben leer ni escribir ni hacer operaciones aritméticas, un 4% más que en 2018, siendo Bulgaria, Chipre, Colombia, Costa Rica y México los que presentan los guarismos más elevados.

En lo concerniente a la salud mental, el nivel de satisfacción vital de los menores se ha resentido en 14 de los 32 países que disponen de datos. Sólo en Japón la situación ha mejorado, mientras que en el caso de España las cifras han caído del 80% al 76%, lo que sitúa al país en el puesto diez de la tabla.

A su vez, los niveles de sobrepeso aumentaron considerablemente en 14 de los 43 países con datos disponibles. A pesar de esta tendencia, España presenta datos muy similares a los de 2018, situándose en el puesto 32, con tres de cada diez chavales en esta situación.

Ante esta situación, Unicef reclama a las autoridades de estos países que apoyen el desarrollo de competencias educativas y digitales en los chavales; mejorar la salud mental mediante su promoción y prevención, la inversión y prestación de servicios especializados y accesibles, la provisión de herramientas para la gestión emocional y reducción del estigma, y la lucha contra la violencia y el acoso escolar, tanto en línea como en la vida real; mejorar la salud física garantizando una alimentación nutritiva y accesible, limitando la venta y la publicidad de alimentos no saludables y promoviendo acceso a actividades deportivas; e implicar a los menores para entender mejor sus experiencias y puntos de vista y trabajar para encontrar soluciones que promuevan su bienestar.