Lo hizo en una entrevista en Servimedia horas después de que el Congreso de los Diputados rechazara la redacción actual de la proposición de ley del PSOE, que había incorporado durente su tramitación en ponencia y comisión enmiendas de ERC y Junts per Catalunya pero que no incluyó, por rechazo de los partidos del Gobierno, las últimas peticiones de este último grupo parlamentario.

Junts no quería dejar fuera de la amnistía ningún delito de terrorismo ni el de traición al Estado, que son los que amenazan con no exonerar al expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont según los últimos autos judiciales que le afectan y han dictado el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón y el de instrucción de Barcelona Joaquín Aguirre. Esa no inclusión llevó a los siete diputados del grupo a votar en contra y por tanto a devolver el dictamen de la proposición de ley a la Comisión de Justicia del Congreso.

Preguntado en particular sobre si el PSOE debe acceder a esta petición de Junts de incorporar enmiendas que neutralicen dichos procesos judiciales o no, Bustinduy despejó que “no es una cuestión de un actor o de otro actor”, ni siquiera sólo del PSOE y Junts, sino que “todos los actores políticos que conforman la mayoría parlamentaria que sostiene al Gobierno deben tener muy presente que el mandato que salió de las urnas es el del entendimiento, es el de la superación de los conflictos”.

"FOLLETÍN COTIDIANO"

El ministro insistió en defender que “la ley de amnistía va a ser positiva en el tiempo”, que “se está haciendo de manera intachable, impecable, conforme al procedimiento parlamentario y respetando plenamente los principios de nuestra democracia parlamentaria”. A la vez, admitió que con ella “estamos en cierto modo atrapados en una especie de folletín cotidiano, en el que cada día habla uno, un día se le exige una cosa y otro día se exige la otra, interviene un juez, donde se dijo digo se dice Diego…”.

Ante dicho embrollo, sugirió “darnos cierta normalidad”, “rebajar las tensiones”, “dialogar con total normalidad” y por “construir acuerdos que implicarán necesariamente cesiones por todas partes pero que deben materializarse en avances, en inaugurar una etapa nueva, en dejar atrás una etapa caracterizada por el conflicto, por la falta de entendimiento, por abusos injustificables, por una cultura de la confrontación interesada”.

Bustinduy quiso denunciar que “hay actores políticos que tienen un interés explícito y evidente en mantener el conflicto con Cataluña”, porque “viven de esta confrontación y por tanto quieren mantenerla viva”. Y, al mismo tiempo, constató que “Junts tiene una agenda de prioridades muy clara y la está anteponiendo a todo lo demás”, pero vaticinó que “Junts, como todos los demás actores, va a tener que asumir un principio de realidad”.

A saber: “que estamos obligados a entendernos, estamos obligados a acordar y que, como siempre pasa en política, los acuerdos nunca son del todo satisfactorios para ninguna de las partes” y “necesariamente dejará las partes insatisfechas o dejará partes que se queden fuera, pero implica una oportunidad de avanzar”.