Según informó este lunes el Instituto Armado, la 'Operación Suma 0' se inició tras producirse una serie de atracos con patrones similares en varias localidades almerienses, que eran cometidos por una organización criminal estructurada.

Los delincuentes actuaban justo antes del cierre de los establecimientos, cuando había mayor cantidad de dinero en caja, amenazando a los empleados con armas blancas de gran tamaño para asegurar la consumación del delito, generando situaciones de terror entre las víctimas.

La actuación del grupo se caracterizaba por ser rápida, violenta y organizada, utilizando como centro logístico y de planificación de los delitos la vivienda de uno de los autores, donde se reunían los miembros del grupo, almacenaban materiales y se refugiaban tras los atracos.

BLANQUEO DE CAPITALES

Los investigadores han hallado indicios que vinculan a esta organización con la venta no justificada de joyas y su implicación en robos de mayor alcance y blanqueo de capitales.

Durante la investigación, los agentes identificaron a nueve personas implicadas en los hechos y su supuesta participación en otros atracos en los que sustrajeron aproximadamente 5.000 euros en metálico.

La operación se ha saldado con la detención de siete personas y la identificación de otras dos. Los arrestados fueron puestos a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción en funciones de guardia de Roquetas de Mar.

PRISIÓN PREVENTIVA

El juez ha decretado el ingreso en prisión de tres de los detenidos por su presunta implicación en los hechos delictivos investigados por la Benemérita.

La operación ha sido desarrollada por agentes del cuerpo policial destinados en la provincia de Almería, que han logrado desarticular esta organización criminal especializada en robos violentos.

Las pesquisas continúan abiertas para determinar si los detenidos pudieran estar implicados en otros hechos delictivos similares cometidos en la zona durante los últimos meses.

Los investigadores han podido constatar que el grupo actuaba de forma muy organizada, eligiendo cuidadosamente los objetivos y el momento del asalto para maximizar el botín.

Los delincuentes realizaban labores previas de vigilancia de los establecimientos para conocer sus rutinas y horarios, centrando sus ataques en el momento del cierre cuando había más recaudación.