Ese resultado contable obedece, según la dirección de la Caja de Salamanca y Soria, a las distintas partidas de dotaciones. Por una parte, a las del fondo de provisión de insolvencias, cuya cantidad ascendía a 1.800 millones el 31 de agosto pasado, frente a los 572 millones del ejercicio precedente y por otras a las dotaciones sobre la fluctuación de valores.

Según el director general adjunto de la entidad, José María González Mazanares, las primeras no se corresponden con operaciones crediticias concedidas en el último año, sino que proceden de ejercicios anteriores a la fusión de las Cajas de Salamanca y Soria y a una "mayor morosidad por la crisis empresarial que padecemos" y a una rigurisa consecuencia lógica de la reciente visita de inspección del Banco de España".

Las dotaciones a fondos de fluctuación de valores ascendieron a 1.230 millones de pesetas, mientras que en el mismo periodo del año anterior alcanzaron 191 milones.

La Caja explica esa diferencia por la caída de la bolsa y por la nueve normativa que entró en vigor este año y que obliga a dotar los títulos de renta fija, la mayor parte de deuda del Estado.

Los responsables de la entidad estimaron, para 1993, en condiciones normales, un beneficio antes de impuesto próximo a los 8.000 millones de pesetas.