Entre los firmantes están Christiana Figueres, ex directora ejecutiva de ONU Cambio Climático; Laurence Tubiana, arquitecta del Acuerdo de París; Damian Collins exministro del Gobierno británico; Heidi Hautala, exvicepresidenta del Parlamento Europeo, y Anders Wijkman, presidente honorario del Club de Roma.

Algunas organizaciones que respaldan la carta abierta son Amigos de la Tierra - Amazonia Brasileña, Climate Action Network International, 350.org, WWF International, Client Earth, Greenpeace Brasil, InfluenceMap, Transparency International y la Unión de Científicos Conscientes.

La carta, impulsada por la coalición Acción Climática Contra la Desinformación (CAAD, por sus siglas en inglés), se asemeja a otra difundida durante la COP29, que tuvo lugar el año pasado en Bakú (Azerbaiyán).

La misiva se dio a conocer este miércoles, que la COP30 dedica a la integridad de la información (por primera vez en la historia de las Cumbres del Clima), insta a los negociadores en Belém a “impulsar una decisión firme, ambiciosa y obligatoria” en la Cumbre para “garantizar la integridad de la información sobre el cambio climático”.

“No debemos desaprovechar esta oportunidad crucial y debemos poner fin a la manipulación del discurso público por parte de la industria de los combustibles fósiles”, añaden los firmantes.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comentó el pasado septiembre en la Asamblea General de la ONU que el cambio climático es “la mayor estafa jamás perpetrada contra el mundo”.

Un mes después, el secretario general de la ONU, António Guterres, comentó en el Congreso Extraordinario de la Organización Meteorológica Mundial (OMM): “Debemos combatir las campañas coordinadas de desinformación que obstaculizan el progreso mundial en la lucha contra el cambio climático”.

“CAMPAÑAS DE DESINFORMACIÓN”

La carta difundida este miércoles indica que “la acción climática exige verdad”, que “muchos fenómenos meteorológicos extremos empeoran” y que, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), el planeta está cerca de superar los 1,5 grados de calentamiento respecto a los niveles preindustriales.

Los firmantes apuntan que “intereses económicos y políticos creados -principalmente, los de la industria de los combustibles fósiles- continúan organizando y financiando campañas de desinformación”.

Además, destacan que “la gran mayoría de la población mundial exige medidas climáticas”, mientras “la producción y difusión calculadas de información errónea y desinformación están diseñadas para frenar dichas medidas”.

“Al crear una falsa percepción de división y apatía pública, estas campañas están obstaculizando políticas climáticas eficaces y desacreditando activamente las soluciones de energía renovable, lo que ralentiza la transición energética esencial”, añaden.

Por otro lado, la carta indica que “la degradación y la contaminación del ecosistema informativo no constituyen simplemente una crisis climática”, sino que son “una emergencia global multifacética”.

Estudios recientes del Panel Internacional sobre el Entorno de la Información (IPIE) y la Red de Ciencias Sociales del Clima señalan que las actividades organizadas de obstrucción climática retrasan activamente la respuesta humana a la crisis climática y sabotean la cooperación internacional, haciendo inalcanzables los objetivos del Acuerdo de París y poniendo en riesgo la vida de millones de personas.

SALUD PÚBLICA Y DERECHOS HUMANOS

Los firmantes de la carta sentencian que la desinformación climática supone “una amenaza directa e inmediata” para la salud pública. “Cada falsedad retrasa la acción climática, lo que se traduce en daños reales: niños que respiran aire tóxico, familias desplazadas por inundaciones y comunidades que sufren insolación y hambre. Las mismas tácticas que antes utilizaba la industria tabacalera ahora son utilizadas como arma por las empresas de combustibles fósiles”, resumen.

Además, recalcan que también implica una amenaza para los derechos humanos y la seguridad. “La desinformación erosiona la confianza en las instituciones, engaña a la población durante los desastres y obstaculiza las transiciones rápidas que salvan vidas. Representa una amenaza fundamental para la acción justa, democrática y basada en la ciencia que se requiere, y debe ser tratada como una cuestión de seguridad y derechos humanos”, explican.

La carta apunta que estas amenazas para la población “se ven exacerbadas por el poder descontrolado e desregulado de las grandes tecnológicas y los medios de comunicación con intereses creados, como principales vehículos para la producción y difusión masiva de contenido manipulador y divisivo que obstaculiza la acción climática y amenaza la libertad de expresión, las democracias y los derechos humanos”.

“La integridad de la información es innegociable”, recoge la carta, antes de indicar que, para acelerar la acción climática, “los gobiernos nacionales deben pasar decisivamente del mero reconocimiento a la acción obligatoria y verificable”.

Por ello, exigen a las casi 200 delegaciones nacionales presentes en la COP30 que “reconozcan inequívocamente que el mantenimiento de la integridad de la información sobre el cambio climático es un requisito previo para una acción climática eficaz, la protección del estado de derecho, la salud de las personas y el cumplimiento de los derechos humanos fundamentales”.