Esas cifras figuran en un estudio dirigido por la Unrwa, la agencia de la ONU que trabaja con la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo y publicado este jueves en la revista ‘The Lancet’.

El trabajo rastrea la emaciación infantil durante la guerra (esto es, bajo peso para la altura), estima la prevalencia poblacional y destaca aumentos sin precedentes de la desnutrición infantil tras períodos de bloqueos y severas restricciones a la ayuda humanitaria.

Personal de la Unrwa examinó a 219.783 niños de 6 a 59 meses entre enero de 2024 y mediados de agosto de 2025 -es decir, en pleno conflicto palestino-israelí-, cuando midió la circunferencia braquial en 16 centros de salud en funcionamiento y 78 puestos médicos en albergues y campamentos de tiendas de campaña en cinco gobernaciones de la Franja de Gaza.

Posteriormente, los investigadores estimaron la prevalencia de la desnutrición aguda, basándose en el número total estimado de niños de ese grupo de edad en el territorio gazatí (unos 346.000).

Basándose en la evidencia de desnutrición infantil recopilada por múltiples organismos de ayuda, el pasado 15 de agosto la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (CIF) de la ONU confirmó la hambruna en la Ciudad de Gaza, mientras que el resto de la Franja se enfrentaba condiciones críticas o la posibilidad de hambruna.

El estudio refuerza la confirmación de la CIF sobre la hambruna en la ciudad gazatí y proporciona evidencia de cómo ha evolucionado la desnutrición infantil durante la guerra.

¿QUÉ ES LA DESNUTRICIÓN AGUDA?

La emaciación o desnutrición aguda se define como un niño demasiado delgado para su estatura, lo que indica una rápida pérdida de peso y una grave falta de energía, proteínas y otros nutrientes.

También puede evaluarse midiendo la circunferencia del brazo del niño con una cinta métrica calibrada, como se hizo en este estudio, donde un brazo delgado se correlaciona estrechamente con un cuerpo delgado.

Se trata de una afección potencialmente mortal ante la cual los niños requieren tratamiento regular con alimentos terapéuticos durante varias semanas. En casos extremos y cuando sea posible, pueden ser hospitalizados.

Durante el periodo de vigilancia de 20 meses, el número de pruebas de detección de la enfermedad de Alzheimer varió de 722 a 23.651 al mes. La prevalencia de emaciación en enero de 2024 fue de un 4,7%, cifra que aumentó a un 8,9% en julio de 2024.

A finales del año pasado se produjeron severas restricciones a la ayuda, con fuentes de la ONU que informaron de un promedio diario de entre 42 y 92 camiones de ayuda que cruzaban a Gaza, en comparación con los 300 a 600 que se registraban cada día antes de la guerra. En enero de 2025, la prevalencia de emaciación fue de un 14,3%.

A principios de 2025, un alto el fuego de seis semanas permitió aumentar la ayuda humanitaria en la Franja de Gaza y la desnutrición aguda se redujo en marzo a un 5,5%.

Posteriormente, se impuso un bloqueo de 11 semanas, con severas restricciones a la entrada de alimentos, agua, combustible, medicamentos y otros artículos esenciales, que se mantuvo vigente hasta finales de mayo.

Las últimas mediciones, realizadas hasta mediados de agosto, revelan que un 15,8% de los niños examinados presentaba desnutrición aguda y un 3,7% se encontraban en estado grave.

“GUERRA SIN PRECEDENTES”

Extrapolado a la población total estimada de la Franja de Gaza, esto equivale a más de 54.600 niños de entre 6 y 59 meses que necesitan nutrición terapéutica y atención médica urgente, incluyendo 12.800 niños con emaciación grave y pocas posibilidades de rehabilitación debido a la insuficiente cantidad de alimentos que cruzan las fronteras y a la precaria situación de los servicios de salud y nutrición.

Las tendencias fueron más extremas en algunas zonas. Por ejemplo, en Rafah se observó un aumento de la desnutrición por emaciación de un 7,1% en abril de 2024 a un 31,5% el pasado enero, aunque bajó a un 8% en abril por el alto el fuego. En la Ciudad de Gaza, la prevalencia se sextuplicó al pasar de un 5,4% el pasado marzo hasta un 28,8% a mediados de agosto.

“Desde el 7 de octubre de 2023, se ha desatado una guerra sin precedentes en la Franja de Gaza. Desde el principio, la infraestructura del territorio ha sido destruida, la población desplazada repetidamente y, con pocas excepciones, la ayuda humanitaria se ha visto gravemente restringida”, apunta Akihiro Seita, director de salud de la Unrwa.

Seita ve “inevitable” que se produzca “un mayor deterioro de la nutrición infantil temprana con un aumento de la mortalidad, en la Franja de Gaza”, debido al “prolongado fracaso en detener la guerra y prevenir la hambruna que avanza, a pesar de la capacidad mundial para hacerlo”.

“La evidencia previa a octubre de 2023 indicaba que los niños de familias refugiadas de Palestina en la Franja de Gaza padecían inseguridad alimentaria y una dieta diversa. Sin embargo, su peso era solo ligeramente inferior al normal”, según Masako Horino, epidemióloga nutricional de la Unrwa y científica principal del estudio.

Horino subraya que, “tras dos años de guerra y severas restricciones a la ayuda humanitaria, decenas de miles de niños en edad preescolar en la Franja de Gaza padecen ahora desnutrición aguda prevenible y se enfrentan a un mayor riesgo de mortalidad”.