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Castán achaca a los “intereses partidarios” la crisis de la Justicia y pide el fin de la “polarización”

MADRID
SERVIMEDIA

El presidente interino del Tribunal Supremo (TS) , Marín Castán, dijo este jueves en la Apertura del Año Judicial ante el rey Felipe VI que “el buen funcionamiento de la Justicia debe ser un asunto de Estado”, pidió el fin de la “polarización” política y achacó la actual crisis al empeño de las formaciones políticas en poner por delante los “intereses partidarios”.

En su discurso afirmó que “cuando ese buen funcionamiento está en entredicho, todos los actores políticos deben ser conscientes de que las altas responsabilidades que el pueblo soberano les ha confiado están por encima de los intereses partidarios”.

Tras reconocer que “aunque la separación de poderes es clave para el funcionamiento de cualquier democracia”, esto no debe dar lugar a una “compartimentación totalmente estanca de poderes sin comunicación” entre ellos y se mostró convencido de que “la cooperación y la colaboración responsable entre poderes, sin interferirse, resulten un elemento imprescindible no solo para el funcionamiento del Estado, sino también para la preservación de la propia calidad democrática del sistema”.

Esa “cooperación leal” entre instituciones es una exigencia del propio Tratado de la Unión Europea, aunque “la evolución reciente de no pocos sistemas democráticos, incluso de algunos de los considerados como más perfectos, no va precisamente en ese sentido, sino en el de la polarización y la radicalización de los comportamientos”.

En nuestros días, aseguró, “la democracia ya no muere necesariamente por un acto violento o dramático, esto es, con un golpe militar o una revolución, sino con un lamento prolongado: el lento y progresivo debilitamiento de las instituciones esenciales, como son el Poder Judicial y la prensa, y la erosión global de las normas políticas tradicionales”.

Por ello, insistió en que “en un contexto fuertemente polarizado decae la visión de Estado y se impone con radicalidad la de partido. La destrucción del adversario, como objetivo político, es la antesala de un proceso de degradación democrática. Así lo constató 500 años antes de Cristo el historiador ateniense Tucídides, para quien la descomposición de la sociedad derivaba de ridiculizar la moderación, considerándola un disfraz de cobardía”.

(SERVIMEDIA)
07 Sep 2023
SGR/gja