Lo hizo a través de un comunicado en el que ensalzó, de la mano del doctor Antonio Burgueño, director técnico del programa ‘Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzheimer’, las bondades de esta iniciativa que trabaja desde 2003 por una “tolerancia cero” ante el uso de las sujeciones físicas y químicas en personas mayores con patologías neurodegenerativas o demencia.

A este programa se han sumado con el paso de los años distintos profesionales, algunos de los cuales se han organizado en “grupos de referencia” para ayudar a los centros que apuestan por acabar con estas prácticas.

A su vez, lamentó que los efectos de las restricciones impuestas por la pandemia “han provocado un aislamiento que afecta al estado de ánimo de las personas que viven con esta enfermedad y, por tanto, a su salud en general”.

En ese sentido, llamó la atención sobre el hecho de que “no ha sido igual pasar estos últimos dos años en una residencia totalmente libre de sujeciones, que en una residencia que tolera algunas sujeciones, donde se ha visto un incremento de uso de sujeciones físicas y farmacológicas, teóricamente justificados por las restricciones sanitarias”.

Por esa razón, planteó que los centros cumplan “una serie de estándares de desempeño, organizativos, de entornos y de actitud general frente a las necesidades y comportamientos de las personas que viven con demencia en el centro, alcanzando niveles destacables de amigabilidad y adecuación, incluido el estándar de oro que es ser un centro totalmente libre de sujeciones”.