La principal conclusión del estudio, presentado este miércoles en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid, establece que cinco de cada diez mujeres pasan de media entre dos y cuatro horas diarias frente al móvil, un tiempo del que no muchas no son conscientes, pero que les genera malestar, como lo atestigua que el 44% de las encuestadas se sienten mal cuando descubren el tiempo que pasa con su teléfono.

A su vez, el 80% de las mujeres reconoce que las redes sociales constituyen el espacio donde más tiempo pasan, seguido de las aplicaciones de mensajería instantánea, como WhatsApp o Telegram; mientras que los ‘podcast’ y las aplicaciones de música, películas o series son las menos populares entre este segmento de la población.

El 51% de las encuestadas considera que las redes sociales son un entretenimiento y al 25% les ayuda a desconectar. Por su parte, el 52% con perfiles en ellas comparte contenido en sus canales y el 70% niegan utilizar filtros en sus publicaciones.

Las mujeres encuestadas confiesan que el tiempo de uso del móvil les aleja del autocuidado y de actividades culturales, como la lectura o el aprendizaje de alguna habilidad nueva.

Por ello, siete de cada diez mujeres creen importante controlar el uso que hace del móvil en sus casas, aunque generalmente les cuesta, puesto que el 60% lo utiliza para atender asuntos laborales cada día o varias veces a la semana.

Por último, seis de cada diez familias destacan que ponen normas en sus casas para el uso del teléfono móvil, pero la mayoría las conciben para sus hijos y no para las personas adultas. A pesar de ello, el 45% no cree estar dando mal ejemplo a sus retoños.

Ante esta situación, el Club de Malasmadres ha preparado un decálogo de buenas prácticas con expertos para auspiciar la desconexión digital de las mujeres, con medidas que incluyen medir el tiempo que se pasan ante el móvil, analizar el contenido que se consume, preguntarse para qué se usan las pantallas y el tiempo que se dedica a ello, reflexionar sobre las emociones que provoca el consumo del teléfono, no limitar este consumo a un uso pasivo, tener presente que con un ejemplo para sus hijos, pensar las normas de desconexión en familia y no sentirse culpable de la situación generada por la utilización de este tipo de dispositivos.