Salud
Comer sano en el colegio bajaría un 24% la desnutrición mundial en 2030
- Y evitaría un millón de muertes anuales por enfermedades sobre la dieta, según un estudio de la University College de Londres
- Uno de cada cinco niños recibe una comida escolar en el mundo
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Las comidas escolares saludables y sostenibles podrían reducir un 24% la desnutrición mundial, disminuir en más de un millón las muertes anuales relacionadas con la dieta y rebajar a la mitad los impactos ambientales.
Esa es la conclusión principal de un nuevo estudio de modelización dirigido por la University College de Londres (Reino Unido) y publicado en la revista ‘The Lancet Planetary Health’.
Forma parte de una colección de seis artículos elaborados por miembros del Consorcio de Investigación para la Salud y la Nutrición Escolar, iniciativa de investigación independiente de la Coalición por la Alimentación Escolar, lanzada en 2021 por gobiernos y socios para asegurar que cada niño reciba una comida sana en la escuela a finales de esta década.
Al combinar modelos, estudios de casos y evidencia de múltiples disciplinas, los artículos demuestran cómo los programas de comidas escolares amigables con el planeta pueden simultáneamente mejorar la nutrición infantil, reducir la prevalencia de enfermedades a largo plazo relacionadas con la dieta, disminuir las presiones climáticas y ambientales, y estimular sistemas alimentarios más resilientes y 'agrobiodiversos'.
INVERSIÓN ESTRATÉGICA
Los sistemas alimentarios mundiales son responsables de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano, además de contribuir al aumento de la desnutrición y las enfermedades relacionadas con la dieta.
Al mismo tiempo, los programas nacionales de comidas escolares alimentan a 466 millones de niños cada día, lo que representa el 70% del sistema alimentario público mundial. Actualmente, uno de cada cinco menores en el mundo come en el colegio.
Un estudio de modelado global, dirigido por Marco Springmann, del Consorcio de Investigación para la Salud y la Nutrición Escolar -con sede en el Instituto de Salud Global de la University College de Londres-, concluye que ofrecer una comida saludable y sostenible a cada niño podría reducir la desnutrición mundial en un 24% en 2030, con más impacto en las regiones con inseguridad alimentaria. Esto se traduce en 120 millones menos de personas en el mundo que no obtienen suficientes vitaminas, minerales y energía de los alimentos.
Además, prevendría más de un millón de muertes cada año por enfermedades relacionadas con la dieta, como la diabetes y las enfermedades coronarias, suponiendo que los escolares de hoy conserven, al menos en parte, la preferencia por alimentos saludables en la edad adulta.
Igualmente, podrían reducir a la mitad los impactos ambientales relacionados con los alimentos -incluidas las emisiones y el uso de la tierra- cuando las comidas siguen patrones dietéticos saludables y sostenibles, por ejemplo, aumentando la proporción de verduras y reduciendo la carne y los productos lácteos.
Además, generarían importantes ahorros en materia de salud y clima, compensando las necesidades de inversión.
“Las comidas escolares saludables y sostenibles pueden generar importantes beneficios para la salud y el medio ambiente en todas las regiones del mundo. Cabe destacar que los ahorros en materia climática y sanitaria que se derivan de una dieta más saludable y la reducción de emisiones pueden ayudar a compensar los costes de la ampliación de los programas de comidas escolares. La evidencia es clara: invertir en comidas escolares es eficaz y económicamente viable”, según Springmann.
MARCO CONCEPTUAL
Para apoyar a los gobiernos en la transición hacia programas de comidas escolares amigables con el planeta, la colección de artículos establece un marco conceptual sobre cómo las comidas escolares pueden impulsar la transformación sistémica de los sistemas alimentarios a escala, estructurado en torno a cuatro pilares esenciales: menús escolares saludables, diversos y culturalmente relevantes; métodos de cocina limpios y modernos; reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos, y educación alimentaria holística que conecta a niños, familias y comunidades.
En conjunto, estos pilares ofrecen a los gobiernos una vía para mejorar la salud infantil y la alfabetización alimentaria, fortalecer la agrobiodiversidad, estimular la producción local ecológica y construir sistemas alimentarios resilientes al clima.
Fundamentalmente, el marco enfatiza que estos pilares deben integrarse en las normas de contratación pública, los estándares nutricionales y las reformas políticas para aprovechar al máximo su potencial y orientar la demanda hacia sistemas alimentarios más saludables y sostenibles.
“Cuando las comidas son saludables, sostenibles y están vinculadas a la educación alimentaria, mejoran el bienestar de los niños hoy y fomentan hábitos sostenibles a largo plazo, a la vez que ayudan a los países a proteger la biodiversidad, reducir las emisiones y construir comunidades resilientes. Pocas intervenciones ofrecen beneficios tan amplios y duraderos”, resume la responsable de Dietas y Salud Planetaria del Consorcio de Investigación para la Salud y la Nutrición Escolar, Silvia Pastorino.
(SERVIMEDIA)
27 Dic 2025
MGR/clc/mjg


