"El Consejo Europeo debe ser el único órgano de decisión en la Unión Europea", declararon a "Le Figaro" los parlamentarios, que firman su propuesta con las abreviaturas de sus nombres, B.M. y J-L.G.

No se trata de eliminar por completo el órgano ejecutivo de Europa, sino conferirle tan sólo tareas de tipo administrativo de ejecución. Los promotores de la iniciativa se basan en el mal funcionamiento y las irregularidades apreciadas desde hace tiempo en el seno de la Comisión.

Po tanto, proponen en primer lugar que "se suprima y se reemplace" por un simple secretariado general, de carácter puramente administrativo, que trabaje al servicio del Consejo de Ministros. Este último pasaría a ser el Consejo de las Naciones, en el que cada voz representaría a cada uno de los Estados de la Unión, que votarían por unanimidad. De esta forma, ninguna nación impondría a las otras una legislación contraria a su voluntad, a las libertades o a ciertas tradiciones.

Los parlamentarios francese se decantan a favor de reformar completamente las instituciones comunitarias, de forma que sean más compatibles con la soberanía de los Estados y con la libertad de los pueblos.