La caída de la competitividad obedeció tanto a una ligera apreciación de peseta como a un incremento de los precios algo superior a la media de los 16 países incluidos en este índice de competitividad.

La peseta, no afectada todavía por los ataques especulativos que forzaron su tercera devalución, se apreció en marzo un 0,3 por cien frente a las monedas de la OCDE, y especialmente respecto a la lira (2,6), el franco francés (0,4) y el marco alemán (0,1).

En el primer trimestre del ño, la competitividad media fue un 0,7 por ciento más baja que a finales de 1992. Pese a ello, seguía siendo alrededor de 6 puntos superior a la registrada en marzo del año pasado, debido al efecto de las dos primeras devaluaciones de la peseta.

El empeoramiento de la competitividad exportadora en marzo fue algo mayor si se consideran sólo los países de la CE. En este ámbito, la caída fue de un 0,5 por ciento.

El índice de competitividad ante la CE resultaba 1,7 puntos más bajo a que a en diciembe de 1992, pero todavía 5,3 puntos superior al registrada en marzo de 1992.