Según informó el Ejecutivo madrileño este jueves, una asistencia ventricular es un dispositivo que actúa como apoyo mecánico, mediante un pequeño motor, que se coloca en el ventrículo y ayuda al corazón a bombear sangre cuando este está demasiado débil para hacerlo solo.

La persona a la que se le implanta el dispositivo debe llevar consigo un controlador externo que incluye un monitor, que regula y supervisa el funcionamiento; una batería portátil, y un cable que lo conecta con el implante.

El primer paciente que formó parte de este programa fue una persona de 71 años con una disfunción severa en el corazón. El paciente evolucionó positivamente y, poco después de la operación, comenzó su proceso de rehabilitación acompañado de sus familiares, quienes también reciben formación sobre los cuidados del dispositivo.

El papel de los familiares como cuidadores principales es esencial para el éxito de este proceso terapéutico, de ahí que el Programa de Asistencia Ventricular de Larga Duración contemple que aprendan a hacer de forma correcta las curas del cable, con el fin de evitar posibles infecciones.

Todos los profesionales implicados en este programa recibieron formación específica de todas las fases del proceso, desde selección correcta de candidatos, fase preoperatoria, intervención quirúrgica hasta el postoperatorio inmediato y a largo plazo, debido a esto, fue posible la incorporación de esta práctica a la cartera de servicios cardioquirúrgicos del Hospital Universitario de La Princesa.

Con este procedimiento, se logra mejorar la supervivencia a largo plazo y la calidad de vida de los pacientes cardiacos que no son candidatos a trasplante de corazón.