En la sentencia se recoge el agraante de ser funcionario público y agente de Policía, además de encontrarse en horas de servicio, lo que incrementa la gravedad del delito.

Los hechos ocurrieron en 1993 cuando Manuel García Martín fue detenido por miembros de la Policía Nacional en 1993 cuando vendía droga desde el interior de su coche en una explanada de Sevilla frecuentado por drogadictos.

Según la setencia, el policía local vendió desde su coche particular una papelina de heroína a un joven que acababa de salir de la cárcel y ue también fue detenido en esta operación.

En el registro realizado por los agentes en el interior del vehículo del policía condenado se encontraron otras 11 papelinas de heroína y una pala de pescado que, según los expertos, es utilizada habitualmente para cortar y preparar este tipo de droga.

También descubrieron en el coche unos cuadernos de multas en los que detectaron restos de heroína lo que demuestra, según la sentencia, que fueron utilizados para preparar diversas dosis de esta sustancia. El policía negó durante la vista oral que estuviera vendiendo droga y declaró que él sólo pretendía comprar droga y en el momento de la detención, explicó, se encontraba esperando a que el vendedor le devolviera 5.000 pesetas que le debía.