Sin embargo, los vinos y bebidas espirituosas no quedan regulados en este reglamento, ya que se rigen por otro anterior que también contempla la defensa de las denominaciones de origen.

La adopción deeste reglamento apoya la postura española de mantener este mecanismo de calidad de los productos, cuyas características dependen fundamentalmente de los factores naturales de la zona de producción.

Por el contrario, Dinamarca, Holanda, Bélgica y el Reino Unido, defendían el establecimiento de algún tipo de control sobre la calidad y composición de los productos para la denominación, pero sin valorar su procedencia. No obstante, el reglamento fue aprobado por todos los ministros de Agricultura de los píses miembros.

España es uno de los países con mayor desarrrollo en esta materia, pues cuenta en la actualidad con 58 denominaciones de origen de productos agroalimentarios (40 de vinos, 7 de quesos, 4 de aceites, 3 de jamoses y 4 de diversos productos), además de 9 denominaciones específicas de carácter geográfico ratificadas por el Ministerio de Agricultura.

Por eso, la delegación española defendió que los nombres geográficos aplicados a los productos agrarios constituyen un patrimonio exclusiv de los correspondientes Estados, así como un sistema para mejorar las rentas agrarias de ciertas zonas.