COSTA POLVORANCA. EL INFORME FORENSE REVELA QUE RICARDO RODRIGUEZ FUE APALEADO TRAS RECIBIR LA PUÑALADA MORTAL, SEGUN LA ACUSACION
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Ricardo Rodríguez fue "brutalmente" apaleado por "ocho o diez" cbezas rapadas después de recibir la puñalada que le ocasionó la muerte en Costa Polvoranca, cuando ya se encontraba "moribundo", según denunció hoy Esteban Ibarra, presidente de Jóvenes contra la Intolerancia, asociación que ejerce la acusación particular, tras examinar el informe forense.
Ibarra manifestó en el transcurso de una rueda de prensa que ofreció en Madrid acompañado de las madres de la víctima y Raúl Tomillo, el amigo de Ricardo Rodríguez que acudió en su auxilio y resultó herido con arma lanca, que el informe forense demuestra que el joven recibió golpes en la frente, la cara, las extremidades superiores e inferiores, el cuello y la espalda.
El presidente de Jóvenes contra la Intolerancia aseguró que del informe se desprende que tras apuñalar en el tórax a la víctima, alcanzándola el corazón, los "cabezas rapadas" que participaron en la agresión le siguieron golpeando con objetos contundentes, como bates y puños americanos, "y algunos testigos aseguran que incluso con la culata de unapistola".
Por el contrario, Ibarra señaló que el estudio forense demuestra que Ricardo no propinó un sólo golpe a sus atacantes y que no había bebido alcohol en exceso, ya que el índice de alcoholemia que presentaba en el momento de la agresión era de 0,95.
Según la acusación particular, las versiones recogidas entre los testigos presenciales demuestran que los agresores se dirigieron a Ricardo Rodríguez diciendo: "Ahí va un guarro, lo que nos vamos a divertir", tras lo cual le insultaron y agrederon a la víctima.
Asimismo, Ibarra insistió en que la agresión se produjo sin mediar provocación alguna por parte de la víctima, por lo que no se trató de una pelea entre bandas de "skind heads" y "punkies".
Esta versión fue corroborada por Maribel García, madre de Ricardo, quien reiteró que su hijo "no pertenecía a ninguna banda, era un chico normal y trabajador que no se metía con nadie".
LAS MADRES EXIGEN JUSTICIA
Maribel García, que no pudo contener las lágrimas al escuchar las concluiones del forense, dijo que sabía que su hijo había sido golpeado, pero no con tanta brutalidad. Al igual que Teresa, madre de Raúl Tomillo, exigió justicia y que se castigue a los agresores.
Sin embargo, Esteban Ibarra se mostró crítico con la actitud de la policía y la Justicia en este caso, por considerar que la actuación de las fuerzas de seguridad ha sido "deficitaria" y que el seguimiento que están realizando los jueces del caso tampoco es satisfactorio.
La acusación particular ha lamentadoque el caso haya pasado ya por cuatro jueces, lo cual genera "problemas de seguimiento", como consecuencia de la complejidad del sumario, que consta de 4.000 folios.
A juicio del presidente de Jóvenes contra la Intolerancia, esto es lo que ha provocado que dos de los inculpados, Félix Chaves y Antonio Bronchalo, hayan sido puestos en libertad, por lo que sólo permanece en la cárcel el joven conocido con el apodo de "El Mallorquín".
El otro inculpado es el portero del pub "Donqui", aunque también e mantiene en el sumario Juan Carlos Parra, el joven colombiano que paso 14 días en la cárcel por su supuesta participación en los hechos, a pesar de que todas las evidencias parecen indicar que ni siquiera estuvo ese día en Costa Polvoranca.
Ibarra lamentó el trató que la policía está dando a Juan Carlos Parra, que debe acudir todos los días 1 y 15 de cada mes al juzgado, mientras que otro joven apodado "Toño", y que supuestamente participó en la agresión, no es localizado por las fuerzas de segurida.
Por ello, solicitó a jueces y fiscales que insistan en la investigación para lograr detener y juzgar a todos los agresores y exigió al Ministerio de Justicia e Interior que explique la falta de rigor que, dijo, han exhibido los agentes que han participado en la investigación.
Finalmente, dudó de que los datos oficiales sobre presencia de "cabezas rapadas" en España se ajusten a la realidad, ya que "en 1992 también se hablaba de entre 2.000 y 2.300 y me temó que la cifra ha aumentado desde entones", aunque consideró como un avance que "el Gobierno reconozca el problema, pese a que no lo considere alarmante, aunque eso se lo deberían preguntar a las madres de las víctimas".
(SERVIMEDIA)
13 Sep 1995
GJA