Sirera fue muy duro con la gestión de Collboni, pero reivindicó el papel del PP para evitar que Carles Puigdemont, líder de Junts y expresidente de la Generalitat de Cataluña fugado de la Justicia, controlara un Consistorio con más de 3.800 millones de euros de presupuesto.

“Lo que hicimos hace dos años fue evitar que Barcelona cayera en manos de los separatistas. Gracias a esa acción conseguimos que tanto Trias como Maragall dejaran la política, conseguimos también que Colau no gobernara la ciudad de Barcelona y, por, tanto, que también dejase la política. Y a lo que yo aspiro ahora es a que, de aquí a dos años, quien deje la política sea Collboni y yo sea el alcalde de Barcelona”, aseveró.

Sirera se reafirmó en que volvería a investir a Collboni. Pero, del mismo modo, deploró que el socialista “ha tenido la oportunidad de convertir Barcelona en lo que fue y, en cambio, lo que ha hecho es desaprovechar esa oportunidad” y convertirla “en la ciudad más insegura” y con la vivienda “más cara” de España, demostrando “que es un mal alcalde que no ha sabido aprovechar la oportunidad que el Partido Popular le dio”.

En este sentido, el dirigente popular acusó a Collboni de querer “sustituir a Colau en las próximas elecciones” para ganarse el voto de sus electores y se mostró convencido de que seguirá aplicando políticas “de extrema izquierda” porque “la cabra tira al monte”.

En este contexto, Sirera denunció que Barcelona es ya “un parque temático de la ocupación ilegal” con 29 edificios okupados, frente a los 22 con los que Collboni arrancó la legislatura. Además, confirmó que están “estudiando la posibilidad de llevar a los tribunales” la compra de la Casa Orsola por 9,2 millones de euros para evitar varios desahucios.

En materia de seguridad, Sirera alertó de que, desde que gobierna Collboni, “Barcelona se ha convertido en la ciudad más insegura de España y la segunda de Europa después de París” y añadió que “hay 260 robos, 220 hurtos y tres agresiones sexuales al día”.

También denunció que, el año pasado, “solo 500 personas habían cometido 9.000 delitos” y criticó que, “por un tema político” como es la delegación de las competencias de inmigración a la Generalitat, “la izquierda decida enviar a los Mossos a puertos y aeropuertos para sustituir a la Policía Nacional y a la Guardia Civil” cuando Barcelona necesita más vigilancia policial.