Este análisis se realizó en el Centro Nacional de Aceleradores de Sevilla a través de una prueba de carbono 14. El investigador del CSIC en la Institución Milà y Fontanals de Investigación en Humanidades Juan Gibaja señaló que “este es un yacimiento excepcional porque se halla bajo las aguas del lago de Bracciano, en condiciones anaeróbicas que han permitido conservar numerosos instrumentos, objetos y elementos estructurales de las casas”.

El yacimiento, excavado entre los años 1992 y 2006, estaban sumergidos a unos 300 metros de la orilla actual y a unos once metros de profundidad. En su extracción participaron múltiples especialistas en arqueología submarina, según detalló el CSIC.

Juan Gibaja declaró que estas embarcaciones “son excepcionales por su tamaño, cerca de once metros, por su conservación y por ser únicas en su periodo en todo el Mediterráneo”, pertenecientes “a los primeros grupos de agricultores y pastores que ocupan el centro de la península italiana”.

En la misma línea, el investigador del Museo delle Civiltà, Mario Mineo, afirmó que “los datos no sólo confirman que coinciden con el momento de la ocupación del asentamiento, sino que además son las canoas más antiguas del Neolítico en toda Europa” y “sorprenden por su tamaño y complejidad técnica con la que se elaboró el casco de la embarcación”.

Los investigadores reconocieron que “podría haber mayor número de embarcaciones aún preservadas bajo las aguas del lago de Bracciano y es posible que puedan ser excavadas en el futuro”, lo que “valida una reflexión sobre los numerosos materiales que utilizaron, su habilidad para trabajarlos y el alto nivel técnico alcanzado por las sociedades neolíticas”, destacó el CSIC.