A fecha de hoy, la uva presenta "unas condiciones óptimas par dar una gran calidad de cosecha", pero hasta que no esté finalizada la vendimia no puede asegurarse del todo, añadió Pascual, quien insistió en que las circunstancias meteorológicas son decisivas en el último mes de maduración.

De hecho, en 1998 también había muy buenas expectativas a finales de agosto y luego las lluvias de septiembre mermaron los resultados esperados. Por el contrario, en 1992 la cosecha se antojaba mala por las lluvias y el adverso mes de agosto, y sin embargo en septiembre hizo clor y al final la uva recolectada fue extraordinaria.

En los campos de la denominación Rioja se espera recolectar cerca de un 15 por ciento menos que otros años, a causa de las heladas de la pasada primavera, lo que también retrasará la vendimia unos diez días respecto a la campaña pasada.