La campaña se compone de varias imágenes estáticas y de un vídeo, de un minuto de duración, en el que aparecen varias personas en un ambiente distópico y una voz en ‘off’ que afirma que “siempre que pensamos en el mundo del futuro, imaginamos un mundo peor, ¿verdad?”

Ese mundo, según la narración del montaje, es “tóxico”, con una “atmósfera irrespirable, brutal e inhabitable”, en el que habita “una sociedad desigual, injusta, represiva y cruel” y en el que se impone “una tecnología descarnada”. En resumen, “un futuro oscuro para las próximas generaciones, donde el sueño de un mundo sano es imposible”.

A pesar de ello, el vídeo pone de manifiesto que “nada está escrito, todo depende de nosotros, todo depende de nosotras, y lo que somos capaces de imaginar, es lo que somos capaces de hacer. Basta de distopías, volvamos a imaginar un futuro mejor”.