Así lo avanzó durante su intervención en la inauguración del ‘VI Seminario Académico 2025 Bienestar emocional y calidad de vida en la nueva longevidad’, organizado por el Centro de Investigación Ageingnomics de la Fundación Mapfre y por la Universidad Carlos III.

En el transcurso de su alocución, Martínez valoró que a lo largo del seminario se vayan a plantear algunas de las cuestiones “importantísimas” que “rodean” a la tercera edad y que “implican directamente al ámbito del Ministerio de Derechos Sociales”, como son la dependencia, la desinstitucionalización, la calidad de vida, la autonomía o la soledad.

“Son, claramente, algunos de los retos a los que nos enfrentamos como sociedad y que debemos abordar desde una visión del envejecimiento positiva y holística”, abundó, al tiempo que emplazó a “dejar atrás planteamientos asistencialistas, edadistas y reduccionistas que miran a la vejez desde una visión negativa”.

Tras recordar que casi un tercio de la población “va a estar dentro de poco constituido por población de más edad”, consideró que el “incremento de las necesidades de cuidados y apoyos cada vez más complejas con la edad” es un "reto" que hay que “atender de manera integral y coordinada”.

GRANDES RETOS

“La evolución demográfica y la composición de los hogares nos plantea que, en un futuro no muy lejano, cada vez una significativamente mayor cohorte de personas puede necesitar cuidados de larga duración”, aseveró, al tiempo que indicó que el “crecimiento natural” de la población va a “exigir” que se “amplíe” el sistema de protección y, “muy especialmente”, el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia.

En este contexto, reivindicó que las políticas de cuidados y apoyos de larga duración “son uno de los grandes retos que tenemos por delante como país”, consciente de que “el desafío es diseñar políticas públicas con datos y evidencias” y de la necesidad de “repensar el contrato social que tenemos con la vejez” así como de “transformar y cambiar” el modelo de cuidados y apoyos de larga duración “porque es una cuestión de sentido común para nuestra sociedad”.

“El deseo que tenemos la inmensa mayoría de las personas, también las personas mayores y que necesitan cuidados y apoyos, de vivir en nuestras casas cuestiona profundamente una cultura asistencial, institucionalizadora de las políticas públicas y creemos que tenemos que contribuir a que las personas, también aquellas con grandes necesidades, puedan vivir de acuerdo a su voluntad y preferencias con los cuidados y apoyos que requieran”, sentenció, al tiempo que hizo hincapié en el “reto” de la sostenibilidad del sistema de la dependencia o el sistema de cuidados de larga duración.

A este respecto, señaló que “esto se concreta en dos elementos”, el primero de los cuales sería el aumento de la financiación teniendo en cuenta que España invierte un 0,8% de su PIB en cuidados de larga duración, mientras que la media de la OCDE está en un 1,55%, lo que se traduce en “11.000 millones de euros anuales menos”.

En este sentido, abogó por “abordar este debate para darle al sistema una financiación estable, duradera y blindada”, si bien deslizó que la “otra cuestión que pone en peligro la sostenibilidad del sistema” es la “falta de profesionales”, recordando que, según las proyecciones propias del gabinete liderado por Pablo Bustinduy, “el mínimo de profesionales que necesitaremos de aquí a 2030 son 260.000 personas más trabajando en el sistema de la dependencia”.

DISCAPACIDAD Y DEPENDENCIA

En relación a la reforma de las normas de Autonomía Personal y Atención a la Dependencia y la General de Discapacidad, puntualizó que, entre otras cuestiones, también “implica adaptar el sistema de la dependencia al nuevo modelo de cuidados basado en la comunidad y el fomento de la autonomía”.

“Esto implica una reforma y una ampliación del catálogo para hacerlo más flexible con una mayor personalización de servicios, la ampliación de derechos y la autonomía que evite, por ejemplo, los cuidados con sujeciones, una flexibilización y agilización de trámites, poner a las personas en el centro y favorecer la innovación social y tecnológica”, apostilló.

Asimismo, en relación a “otro de los grandes retos actuales y de los próximos años” como es la soledad, incidió en la importancia de “abordar la cuestión de una manera integrada y poliédrica teniendo en cuenta su transversalidad” y su “especial incidencia en las transiciones vitales”.

“La soledad es un fenómeno complejo y complejo debe ser, por tanto, el abordaje y el enfoque que tenemos que hacer desde la sociedad para afrontarla”, agregó, al tiempo que reiteró que la cartera de Pablo Bustinduy espera “sacar a finales de este año” una estrategia para combatir la soledad no deseada “con esta perspectiva transversal”.

OCDE

Por su parte, el embajador de España en la OCDE, Ximo Puig, coincidió en que el seminario tratará “un asunto absolutamente prioritario de nuestro tiempo” y “una cuestión universal y capital” en torno al cual la OCDE “está absolutamente concernida”.

“Como hemos visto perfectamente en la pandemia, incluso ahora más recientemente en el apagón o en cualquier otro acontecimiento trágico como la dana en Valencia, nadie es una isla y la necesidad del Estado social es más que evidente”, prosiguió, al tiempo que reclamó “un gran pacto por los mayores” que “aborde como mínimo tres aspectos cruciales”, como son, a su juicio, la soledad no deseada, los nuevos servicios sociales y sanitarios públicos y la configuración de “un nuevo rol para los nuevos mayores”.

Por último, la directora general de Fundación Mapfre, Elvira Vega, subrayó que a lo largo de la jornada los asistentes tendrán ocasión de conocer los seis proyectos seleccionados por el comité científico y de acercarse a este fenómeno “desde sus diferentes vertientes, personal, social o institucional”.