Según informó la Generalitat, la investigación comenzó en 2022, cuando los Mossos detectaron dos nuevas falsificaciones de billetes de 20 y 50 euros que estaban utilizándose para realizar compras en Barcelona. Las falsificaciones eran de muy buena calidad y presentaban elementos comunes que indicaban que les estaba realizando el mismo falsificador.

Los billetes eran introducidos en el circuito económico mediante compras realizadas siempre por una mujer que utilizaba peluca y ocultaba el rostro utilizando mascarillas y gafas de sol, cambiando de distrito todos los días.

MEJORA DE LAS COPIAS

Durante los años 2022, 2023 y este año, los billetes falsos que fabricaba este laboratorio eran mejorados con imitación de los elementos de seguridad de los billetes auténticos tales como el papel, el uso de hologramas tridimensionales, la imitación de la estampación de la marca de agua y la imitación de las marcas táctiles.

El pasado 6 de mayo, algunos comerciantes de Barcelona alertaron a los Mossos de que había una mujer realizando pequeñas compras con billetes falsos. La rápida actuación de las patrullas de seguridad ciudadana de la comisaría de Sants-Montjuïc permitió localizar a la mujer, a la que le encontraron nueve billetes falsos de 20 y 50 euros.

Los especialistas del cuerpo autonómico analizaron las características técnicas de los billetes decomisados y observaron que se trataban de los mismos billetes que llevaban investigando desde hacía tiempo.

Asimismo, observaron cómo la mujer detenida llevaba una peluca y gafas de sol, y que el modus operandi era similar al de la persona que llevaba introducidos más de 2.000 billetes en Barcelona. Los investigadores calculan que introdujo alrededor de 100.000 euros.

SIN ANTECEDENTES

Los investigadores solicitaron una entrada y registro en el domicilio de la detenida, un dúplex de lujo, y descubrieron que dentro había un laboratorio artesanal de falsificación de billetes de 20 y 50 euros. Además, decomisaron más de 50.000 euros en billetes falsificados y diferentes elementos para cortar el papel.

La falsificadora tenía una libreta donde anotaba los billetes falsos que estaba realizando y cómo podía ir mejorándolos, e incluso hacía pruebas para poder imprimir ella misma los hologramas y tintas de seguridad. La mujer explicó que había dado el salto a la delincuencia después de quedarse sin ingresos y ver que no podía seguir manteniendo su alto nivel de vida.