Los detenidos, según informó hoy la Dirección General de Policía, utilizaban un novedoso procedimiento de fraude. Desde el verano pasado, los integrantes de la banda telefoneaban, haciéndose pasar por la empresa Visa, a decenas de comercios y restaurantes de Valencia, Madrid y Barcelona. Con la ecusa de que estaban comprobando unas pequeñas irregularidades o problemas técnicos, solicitaban a estos comercios que les dictaran los números de las tarjetas de sus últimas operaciones.

Con esta información crearon un banco de datos de titulares de tarjetas Visa. El paso siguientes fue establecer en Barcelona y Girona un supuesto negocio de sauna o relax.

Los delincuentes, dirigidos por una mujer identificada como María Jesús G.S., de 45 años, alquilaron pisos, abrieron cuentas en entidades bancrias como empresa y contrataron terminales de punto de venta para, supuestamente, cobrar a los clientes de la sauna que quisieran pagar con tarjeta.

Lo que hacían en realidad era solicitar por teléfono autorizaciones de operaciones de las tarjetas cuyos datos poseían gracias al engaño ya explicado, sin usar el terminal de punto de venta. Desde cada piso, supuesta casa de relax, operaban durante cortos espacios de tiempo para luego desaparecer, una vez les ingresaban en la cuenta los cargos por los falos "servicios" pagados con tarjeta.

En total, según lo detectado hasta la fecha, hicieron unas 700 falsas facturaciones a cargo de unos 400 titulares de tarjetas, con importes que oscilaban entre las 25.000 y las 35.000 pesetas.

Para recuperar su dinero, los afectados tendrán que reclamar a la entidad bancaria o denunciar ante la policía, a la que también pueden utilizar para demostrar a su pareja, si ha tenido con ella algún problema de credibilidad, que no existió nunca prestación de servicios or parte de la sauna que facturó el cargo.