Así lo refleja su Estudio ‘Economía de los cuidados, desigualdad de género y pobreza en la atención a familias con necesidades sociosanitarias’, cuyos principales resultados fueron expuestos por la técnica de Investigación de EAPN-ES, Clara Urbano, en el marco de la jornada ‘Cuidados y políticas públicas desde un enfoque de pobreza y/o de exclusión social en las vidas de las mujeres’, que tuvo lugar en el Instituto de las Mujeres.

Durante su intervención, Urbano, defendió que, “si hablamos de políticas de cuidados, tendremos que hablar de feminización de la pobreza y poner el foco en quienes cuidan” y que, “si queremos hablar de un sistema estatal público de cuidados, hay que poner en el centro la justicia social”.

“El principio básico de igualdad y equidad tiene que estar en el centro, porque, si hablamos de ese sistema, ha de ser bajo el prisma de un derecho al que se tenga acceso en situación de igualdad por parte de toda la ciudadanía”, abundó, consciente de la importancia de “poner el foco en las mujeres” y en la “revalorización económica de los cuidados”, al tiempo que exigió un “cambio cultural porque los trabajos de cuidados no se valoran”.

A este respecto, también reivindicó unas “condiciones dignas de trabajo” para las cuidadoras y la “sustitución” del trabajo de cuidados por “empleo público decente” y se mostró convencida de que “hablar de políticas de cuidados implica un abordaje transversal e innovar”.

INVISIBILIZACIÓN DE LOS CUIDADOS

Tras lamentar la “invisibilización de los cuidados”, instó a “visibilizarlos desde su diversidad y complejidad” y a tener en cuenta también su “dimensión inmaterial”, que, a su juicio, “genera una carga mental y emocional y sobre la salud de las mujeres muy fuerte, que no está reconocida ni simbólica, ni social ni económicamente” y que, a su entender, “hace que los trabajos de cuidados sean trabajos de calidad y especialmente valorados por aquellos que los reciben”.

En este punto, demandó un “Estado corresponsable” y el “derecho a cuidar y a recibir cuidados con dignidad” y criticó que las mujeres están “más acostumbradas a dar cuidados que a recibir cuidados”, porque de ellas “se espera que cuiden, no se espera cuidarlas”.

En este sentido, el informe, enmarcado en la serie de estudios Nuevas M.I.R.A.D.A.S (Mujeres, Igualdad, Rentas, Acceso a Derechos y Atención Sociosanitaria) y que incluye los resultados de 30 entrevistas a mujeres en riesgo de pobreza o exclusión social que desempeñan un rol de cuidados y expertos del ámbito académico, activistas y profesionales del Tercer Sector, juzga “fundamental” tener en cuenta la perspectiva de género a la hora de diseñar y ejecutar políticas de cuidados, dado que “son las mujeres y en gran medida las mujeres migrantes las que desempeñan este tipo de trabajos”.

En la misma línea, el estudio llama a “poner en el centro los cuidados como derecho”, lo que, según la red, “implica la aprobación de políticas que redistribuyan los tiempos, los trabajos y las riquezas, desde la equidad y con una perspectiva de género e interseccional”.

A la luz de estos resultados, la vicepresidenta de EAPN-ES, Bárbara Palau, advirtió de que pobreza y desigualdad de género son “formas de injusticia” e insistió en que las mujeres tienen “mayor riesgo de sufrir pobreza” y en que la pandemia ha “agravado” las brechas de género, al tiempo que pidió un “cambio de enfoque” en torno a los cuidados.

Por su parte, la directora del Instituto de las Mujeres, Ana Varela, estimó “necesario” que las políticas públicas “aborden el derecho al cuidado y los derechos en los trabajos de cuidados".