A través del informe ‘Instalación de energías renovables en el sistema eléctrico peninsular’, difundido este lunes, Ecologistas en Acción cuantifica la potencia renovable que es “razonable” instalar.

El trabajo se basa en simulaciones del sistema eléctrico a partir de datos horarios reales de red eléctrica. El estudio se centra en la capacidad del sistema eléctrico para absorber la energía que las renovables pueden generar y revela que “un incremento desmesurado” de la potencia instalada conlleva “pérdidas significativas” de energía que podrían generar las tecnologías estudiadas (eólica, termosolar y fotovoltaica).

“A la vista de los datos, todo parece indicar que nos encontramos inmersos en una burbuja especulativa en la que muchos de los proyectos que hay sobre la mesa caerán principalmente por tres motivos: bien por la incapacidad de obtención de evaluaciones ambientales positivas, bien por el impacto de los bajos precios observados durante las horas centrales del día o bien por vía judicial a través de recursos presentados por organizaciones como Ecologistas en Acción”, apunta el informe.

Rodrigo Irurzun, coordinador del trabajo, apunta: “El efecto de instalar demasiada energía fotovoltaica es demoledor a causa del pico diario de generación durante las horas centrales del día. Si en un momento dado el sistema no es capaz de absorber toda la energía, se tiene que limitar la potencia para garantizar la estabilidad de la red”.

Este fenómeno, conocido como ‘vertidos renovables’ (o ‘curtailments’ en su denominación en inglés) lleva ocurriendo durante los últimos años por la saturación de algunos nodos de la red. “Sin embargo, el fenómeno se intensificaría de forma muy importante de ponerse en marcha toda la potencia prevista”, indica Irurzun.

FOTOVOLTAICA

El informe señala que los proyectos eólicos que ya están en operación y los que tienen permisos de acceso concedidos suman un 3% de potencia adicional a la que figura en la última revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec), de 62 GW. Si se suman los proyectos que han pedido permisos de acceso y están aún en estudio, la cifra se eleva a un 27% por encima de ese objetivo.

En el caso de la fotovoltaica, las cifras son más abultadas, sumando los proyectos un 56% y un 85% de potencia por encima de los 76 GW que marca como objetivo el Pniec.

En cuanto a instalación ya ejecutada, la eólica sumó el año pasado un 30% adicional a la potencia que tenía en 2019. ”El verdadero estallido ha sido el de la energía solar fotovoltaica, que en ese periodo ha multiplicado por siete la potencia instalada”, recalca Ecologistas en Acción.

Aunque ese rápido despliegue tiene efectos positivos sobre la factura de CO2 del sector eléctrico (que en 2024 redujo sus emisiones a menos de un 40% de las que tenía entre 2014 y 2018), hay tensiones en los territorios porque tiene impactos potenciales sobre la biodiversidad, el sector primario y el paisaje.

“Poner en marcha una potencia excesiva implica un derroche en la utilización de materiales, algunos de los cuales son cada vez más escasos y con impactos durante su extracción”, sostiene Irurzun.

El coordinador del informe añade: “Implica también la utilización de miles de hectáreas para las instalaciones, el tendido de líneas y subestaciones eléctricas para la evacuación de la energía, apertura de caminos, utilización de maquinaria y un largo etcétera de actividades que generan impactos y que están teniendo contestación social, sobre todo en los territorios en los que se instalan”.

El estudio concluye que existe una “dificultad técnica y política” de superar un 90% de penetración de renovables intermitentes sin aumentar en demasía los vertidos. “El objetivo de generación 100% renovable es más fácil de alcanzar en un escenario de contención de la demanda y de generación distribuida”, subraya.