La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, anunció el pasado 17 de septiembre que su Gobierno permitirá la caza en Monfragüe a partir de octubre. Y el director general de Sostenibilidad, Germán Puebla, presentó la semana pasada esa hoja de ruta en el Patronato de Monfragüe.

Las tres ONG ambientales mencionadas instaron este miércoles al Gobierno regional y al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que cumplan con la normativa de ese espacio protegido como “única garantía para mantener sus valores naturales”.

Pese a que la Guardiola afirmó que los cambios en la gestión de Monfragüe se iban a limitar a introducir las modalidades auxiliares cinegéticas previstas en los planes de gestión del espacio protegido (como recechos y batidas sin perros por parte de cazadores locales y en fincas públicas), Puebla indicó que este control en Monfragüe se hará cazando con batidas y rehalas de perros, tanto en las fincas públicas como privadas del parque nacional.

“Esto es lo que venían demandando el sector cinegético y los propietarios privados desde 2021, año en el que se dejaron de autorizar las monterías privadas de control de ungulados que se hacían desde la declaración del parque nacional en 2007”, indicó Marcelino Cardalliaguet, delegado de SEO/BirdLife en Extremadura y presente en la última reunión del Patronato.

Cardalliaguet añadió que ese método ha tenido “poco éxito en el control de las especies objetivo” y “provocaba bastantes roces con los visitantes y empresas turísticas del espacio protegido, que sufrieron incluso limitaciones a sus actividades para facilitar las acciones de caza”.

FINCAS PRIVADAS

Por otro lado, las organizaciones ecologistas consideraron que “se están abandonando los criterios técnicos de gestión del parque nacional e incluso se ignoran los buenos resultados de los programas anuales de control de ungulados con métodos selectivos para justificar decisiones que conducen únicamente al objetivo de satisfacer los intereses del sector cinegético”.

Asimismo, mostraron su preocupación por que “se ignore insistentemente” el efecto que tiene sobre el control de ungulados en Monfragüe la gestión que se hace en las fincas privadas que rodean el parque nacional.

También censuraron la “falta de información oficial” sobre la alimentación suplementaria para especies cinegéticas en los cotos anexos, lo que supone un factor de riesgo sanitario, ya que estas especies también conviven con ganadería de vacuno en zonas de alimentación, charcas y abrevaderos.

Ante esta situación, Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife y WWF reclamaron a la Junta de Extremadura que gestione el Parque Nacional de Monfragüe “anteponiendo los criterios técnicos a los intereses particulares”, y que los controles de ungulados se realicen con “personas especializadas, nunca con cazadores que no cuentan con la formación necesaria, y siempre con métodos selectivos no cinegéticos”.