Según informó la AMEI-Waece, este “caso de Torrejón” generó una “comprensible alarma social”, pero a pesar de ello, la mayoría de las escuelas infantiles en España “operan de manera adecuada y segura”. Asimismo, los educadores destacaron que este incidente representa una “excepción” en un sistema educativo que, en su mayoría, “funciona de manera adecuada y comprometida con el bienestar de los menores”.

El presidente de la AMEI-Waece, Juan Sánchez Muliterno, afirmó que en todas las instituciones “puede haber manzanas podridas, pero una no debe afectar al resto”. Las escuelas infantiles en España, tanto públicas como privadas, están sujetas a “estrictas normativas” que garantizan la calidad educativa y la seguridad de los niños. Estas instituciones cuentan con personal cualificado y proyectos educativos que promueven el desarrollo integral de los menores, fomentando su felicidad, autonomía, socialización y aprendizaje en un entorno seguro y estimulante, según defendieron desde la asociación.

Del mismo modo, el presidente de la asociación aseguró que, en el caso de la escuela de Torrejón de Ardoz, el hecho de que las “propias empleadas fueron quienes dieron la voz de alarma indica el compromiso con la primera infancia y el bienestar infantil que tienen los profesionales”. Este caso ha sido “rápidamente abordado” por las autoridades competentes, demostrando la “eficacia de los mecanismos de control y supervisión existentes”.

Desde la entidad reiteraron que es “fundamental no generalizar” este hecho a la totalidad del sistema de educación infantil en España y aseguraron que las organizaciones educativas, continuarán “trabajando” para “reforzar los mecanismos de supervisión y garantizar que los centros cumplan con los estándares de calidad y seguridad que merecen los menores”.