En unas elecciones en las que los partidos no nacionalistas pelean para reducir los niveles de abstenionismo, los jóvenes son blanco de buena parte de sus mensajes políticos.

El 40% de los vascos menores de 25 años está en paro y el acceso a la vivienda se ve dificultado por la escasez de suelo y por unos precios que se sitúan entre los más elevados de todo el país. La solución a esos dos problemas son el grueso de la oferta electoral de las distintas formaciones políticas.

Los estudios sociológicos del Gobierno vasco revelan que los políticos no tienen credibilidad ante este sector de la poblacón y los partidos que concurren a las elecciones sólo confían en que la esperanza que ha generado el inicio de un proceso de paz les anime a acudir a las urnas.