"Se recibe bien el mensaje moral de la Iglesia cuando proclama los derechos humanos, denuncia las injustcias, exhorta a la solidaridad, a la reconciliación y a la paz. En cambio, se recibe mal cuando la Iglesia habla de moral conyugal, de los anticonceptivos, del divorcio, de la homosexualidad, del aborto, de la eutanasia, de la fecundación artificial o de la manipulación genética".

A su juicio, no se suelen aducir argumentos consistentes quienes critican la opinión de los obispos. "Si alguna de estas cuestiones implican problemas de ética política, es fácil hacer de la palabra de la Iglesia una interprtación política partidista, o un juicio de intenciones sobre el supuesto propósito de imponer a todos los ciudadanos la visión creyente de la ética".

Monseñor Yanes afirma que con en ningún otro ámbito aparecen con tanta claridad las incomprensiones hacia la opinión de los obispos como en el tema del aborto voluntario.

"Por qué razón esta destrucción voluntaria de la vida del ser humano antes de nacer, que en la mauor parte de los países civilizados era considerado un crimen en la primera mida deeste siglo, aparece ahora permitido y autorizado en estos mismos países, y reclamado por muchos como un derecho", añadió.

El presidente del Episcopado critica el hecho de que en estos debates se esgrima como argumento en favor del aborto la libertad de conciencia. En su opinión, si todo es pactado y todo es negociable "lógicamente hay que admitir que el derecho a la vida depende del voto de la mayoría. El derecho deja de ser tal porque no está fundamentado sólidamente en la inviolable dignidad de la presona, sino que queda sometido a la voluntad del más fuerte".

Por todo ello, Elías Yanes señaló que la Iglesia ha de expresar su "clara repulsa" contra el pecado, contra la injusticia y, al mismo tiempo, su actitud de acogida al pecador".