En consecuencia, los datos de Unesa muestran que en las tres primeras semanas del año las lluvias caídas han hecho que las reservas hayan crecido un 32,4%.

El principal efecto para las eléctricas es el espectacular aumento de la producción de energía de origen hidráulico, el doble que el año pasado, situándose en este periodo en 3.984 millones de kilowatios hora es decir, un 113,5% más que en el mismo tramo del 95.

Incluso la situación de sequía de la que se partía en 1995 ha hecho que la producción de las primeras semanas de este mes de enero sea ya el 42,2%, casi la mitad de toda la producción hidroeléctrica del año pasado.

Sin embargo, estos excelentes resultados no se están viendo compensados por la evolución de la demanda eléctrica, ya que en las tres primeras semanas de 1996 ha sido de 9.007 millones de kilowatios hora, un 6,1% inferior a la que s registró en las mismas fechas del año pasado.

En cualquier caso, el buen comportamiento de las centrales hidroeléctricas contribuirá al objetivo del Gobierno de mantener una reducción progresiva del precio de la luz, ya que las lluvias permiten evitar el efecto en tarifa de las compensaciones por sequía y reducir la operatividad de las centrales térmicas, más caras.

De hecho, entre el 1 y el 21 de enero la producción de las centrales térmicas (carbón, fuel y gas) ha descendido un 57% respecto almismo periodo del 95.