El juez encargado del caso, Manuel García Castellón, decidió enterrar el cuerpo una vez que había transcurrido tanto tiempo desde que lo trasladaron al Instituto Anatómico Forense de Valladolid, sin que nadie consiguiera reconocerlo.

Mientras, desde el Instituto de Toxicología de Madrid llegó la evidencia de que las muestras recogidas de la vagina de la joven hacían indudable había mantenido relaciones sexuales recientes y que, además, el semen encontrado tenía alguna peculiaridad qu hacía más fácil llegar al reconocimiento de la persona que hubiese estado con la mujer en las últimas horas.

La última pista de la policía fue la llamada de un hombre extranjero, que estaba fuera de la comunidad autónoma, y que aseguró reconocer a la muchacha, punto que parece ser cierto, de acuerdo con sus primeras declaraciones ante el juez.

Ello confirmaría la hipótesis de que se tratara de una prostituta extranjera que se encontraba en España de modo ilegal.