La principal evocación a ese ceremonia fue cuando Sánchez y Díaz salieron a los jardines del patio interior próximo a la sala Sabatini, en el Museo Reina Sofía de Madrid, para posar. Ahí solo accedieron los fotógrafos -no los cámaras de televisión- de los partidos para captar primero la imagen de los líderes en solitario y, después, las instantáneas con “los familiares”, como se escuchó decir en el claustro cuando se sumaron parte de los negociadores del acuerdo.

Dentro, el auditorio se quedó pequeño para las personas –ministros, cargos institucionales y de partido de uno y otro lado- que acudieron y por la expectación mediática despertada, aunque los partidos habían restringido la presencia de periodistas y evitado que, en el interior, hubiera cámaras de televisión más allá de las de la organización. De hecho, los periodistas siguieron el acto en su mayoría a través de pantallas.

Todo el acto estuvo montado y dirigido por el equipo de eventos del PSOE, desde los montadores hasta el encargado de presentar a Díaz y Sánchez para que subieran al escenario a firmar el acuerdo. La rúbrica fue en una alargada mesa con las palabras “España avanza”, lema del PSOE que ahora hace suyo Sumar y pasa a ser de la coalición progresista.

Sánchez, de traje y con corbata morada, y Diaz, con vestido rojo diferente a los vaqueros con los que aseguran desde el Ejecutivo que acudió al Consejo de Ministros, fueron recibidos con aplausos. Se dieron las manos y dos besos en varios momentos, antes y después de plasmar sus firmas en el acuerdo.

Durante sus intervenciones no dudaron en llamarse por el nombre de pila. Incluso Díaz se dirigió a Sánchez como “querido Pedro” y éste la llamó “vice” en algún momento de intercambio de agradecimientos. Un clima de buena sintonía que provocó que algún miembro del Gabinete en funciones, como reconoció a Servimedia, se sintiera “emocionado” por el acuerdo.

Antes de que comenzara el evento, en el claustro entre la sala y el jardín, se dejaron ver los ministros y principales dirigentes de ambos partidos. Despacharon amistosamente, pero principalmente en grupos con los de su cuerda ideológica, salvo Sánchez, al que se le vio buena parte de la espera, y de risas incluso, con el portavoz de Sumar, Ernest Urtasun.

Para arropar a los líderes de PSOE y Sumar, en el Reina Sofía se congregaron los equipos negociadores, encabezados por María Jesús Montero y Nacha Álvarez, respectivamente, así como buena parte de los ministros socialistas. En el otro lado de la coalición, con la presencia de Joan Subirats y Alberto Garzón, fueron destacadas las ausencias de Ione Belarra e Irene Montero, ambas con actos programados en sus agendas.