La elaboración del documento viene motivada, según explicó el profesor Antonio Albor Ezquerra durante su presentación, por las "inquietudes" y la "preocupación" que entre los estudiosos de las Humanidades han despertado algunos puntos del anteproyecto de ley de enseñanza presentado por la ministra de Educación el pasado 30 de marzo.

El manifiesto, que respaldan, entre otros, los escritores Mario Vargas Llosa y Antonio Muñoz Molina, reivindica el estudio del Latín, el Griego y la Cultura Clásica como principal fuente para el conocimiento de los pilares de la civilización Occidental y como base del dominio del castellano, dos aspectos que "no están nada concretados" en el citado anteproyecto.

En este sentido, el miembro de las reales academias de La Historia y de La Lengua, profesor Francisco Rodríguez Adrados,afirmó que "resulta bastante triste" haber logrado una serie de reformas educativas y "que de repente desaparezcan con un anteproyecto de ley" que plantea un cambio, en su opinión, "innecesario".

Según Rodríguez, la Ley de Calidad (LOCE) aprobada durante el Gobierno del Partido Popular y en la que se incluyeron algunas recomendaciones de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, cubría en bastante medida las deficiencias detectadas en la anterior LOGSE, por lo que no era necesario emprender una nueva reforma educativa.

LA LOE FRENTE A LA LOCE

El primer motivo de descontento de los más de dos mil firmantes del manifiesto redactado es la propuesta de Educación por la que el Latín pasa a ser una asignatura optativa en Bachillerato y a tener un peso aún no concretado en Enseñanza Secundaria mientras que, con la LOCE, se impartía de forma obligatoria en cuarto curso de ESO.

Respecto al Griego, que "no está recogido en el anteproyecto", debe "figurar en Bachillerato", como se hizo con la ley anterior. La Cultura Clásica, que se concretaba para tercer curso de ESO en la Ley de Calidad, "en este anteproyecto no se concreta" por lo que existe "cierta incertidumbre" acerca del destino final de esta asignatura.

Asimismo, el Gobierno propone en la LOE que las comunidades autónomas sean las que decidan las asignaturas optativas que ofrecerán en sus centros educativos lo que, para los promotores del manifiesto, conseguirá que finalmente las clásicas se pierdan en "una orgía de optativas".

En esta línea, otro de los grandes ejes del manifiesto establece la necesidad de que "exista un grado suficiente de contenidos comunes impartidos en todo el territorio del Estado, sin perjuicio de los que cada Comunidad Autónoma desee añadir" a fin de homogeneizar los "mínimos cualitativos y cuantitativos" en la educación de todos los ciudadanos.

El texto se remitirá hoy al Ministerio de Educación con la esperanza de que sus recomendaciones sean tenidas en cuenta para limar las "deficiencias" detectadas en el anteproyecto.