De esta cantidad, tres millones se destinarán al Programa de Naturaleza, Personas y Clima, al que España ya había contribuido anteriormente, y 32 millones al nuevo programa Arise (Acelerando Inversiones en Resiliencia e Innovaciones para Economías Sostenibles), lanzado recientemente por los CIF y presentado durante la 30ª Cumbre del Clima, conocida como COP30 y que se celebra desde este lunes en Belém (Brasil).

Con ello, España y Alemania se convierten en los dos primeros países en contribuir al programa Arise, al superar conjuntamente los 100 millones de dólares en financiación. “Esta contribución permitirá poner en marcha el programa, movilizar los primeros planes de inversión y avanzar en su implementación”, según fuentes del departamento dirigido por Sara Aagesen.

Arise ayudará a los países en desarrollo a convertir el riesgo climático en una oportunidad al fortalecer la capacidad de adaptación de sus economías. Se espera que, una vez lanzado, el programa movilice una importante cofinanciación, aprovechando la trayectoria del CIF y su modelo único de colaboración con seis bancos multilaterales de desarrollo.

“Invertir en adaptación no solo es un imperativo moral, sino también una decisión económica estratégica que salvaguarda los medios de subsistencia, la estabilidad y el crecimiento sostenible. La nueva contribución de España de 35 millones de euros a los Fondos de Inversión Climática ayudará a movilizar recursos y a intensificar los esfuerzos de adaptación a nivel mundial”, según Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa.

Cuerpo añadió: “Para avanzar, debemos fomentar la innovación y profundizar la participación del sector privado, aprovechando la experiencia de las plataformas multilaterales y los bancos de desarrollo, garantizando que la financiación llegue a quienes más la necesitan”.

BENEFICIOS

Naciones Unidas solicitó el pasado septiembre duplicar la financiación para la adaptación climática hasta alcanzar al menos 40 000 millones de dólares este año y desplegar rápidamente herramientas probadas para desbloquear miles de millones más en financiación en condiciones favorables.

Invertir en resiliencia salva vidas y tiene sentido desde el punto de vista económico, ya que protege los medios de subsistencia, las comunidades y las economías enteras del lento avance del cambio climático y otras crisis.

Un reciente informe muestra que ampliar las intervenciones de resiliencia podría crear más de 280 millones de empleos en el mundo para 2035. El Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) calcula que cada dólar invertido en resiliencia genera entre 2 y 10 dólares en beneficios económicos netos.

Y el Centro Global para la Adaptación concluye que una inversión global de 1,8 billones de dólares en cinco áreas prioritarias entre 2020 y 2030 podría generar 7,1 billones de dólares en beneficios netos.