El máximo anual de concentración de CO2 suele registrarse durante la primavera en el hemisferio norte, por lo que el valor promedio de mayo puede considerarse también el máximo anual de 2025 para Izaña, observatorio dependiente de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

El crecimiento anual del CO2 desde la década de 1980 es de más de 2 ppm por año en promedio. Este ritmo de crecimiento muestra una tendencia a aumentar y en el último decenio ya es de 2.4 ppm más por año, según informó este jueves la Aemet.

Entre 2022 y 2023, la media anual de CO2 en Izaña aumentó en 2,3 ppm. En contraste, en 2024 la media anual se incrementó en 3,4 ppm.

Estas diferencias interanuales en la tasa de variación del CO2 atmosférico están muy influenciadas por el fenómeno climático El Niño-Oscilación del Sur. Su fase cálida, El Niño, favorece un mayor aumento de la concentración atmosférica de CO2, mientras que la fase fría, La Niña, suele estar asociada a tasas de crecimiento más moderadas.

En mayo de 2023 se produjo una transición desde una larga fase de La Niña, de casi tres años, hacia una fase de El Niño. Este cambio podría explicar la aceleración en la tasa de crecimiento observada en Izaña durante el último año.

CICLO ESTACIONAL

El observatorio atmosférico de Izaña, situado a 2.373 metros de altitud en Tenerife y alejado de influencias urbanas, es idóneo para medir las concentraciones de fondo de gases de efecto invernadero en la troposfera libre.

Su ubicación hace que sus medidas sean muy parecidas a los promedios mundiales. Por ese motivo, los incrementos más recientes en la concentración de CO2 medida en Izaña constituyen generalmente una buena proyección de los incrementos en los promedios anuales a escala global.

El ciclo estacional del CO2 en la atmósfera alcanza su máximo en primavera y disminuye después por una mayor absorción de dióxido de carbono causada por el incremento de la actividad fotosintética de la vegetación.

La llegada del otoño marca el inicio de la pérdida de la cubierta vegetal, lo que produce el efecto opuesto y da lugar a una progresiva liberación de CO2 en la atmósfera.